—Porque la despedí.— Respondió doña Evangelina sin siquiera inmutarse.

—Pero o sea, ¿Por qué?. Guisaba bien rico y limpiaba bien la casa, aunque era algo folclórica, pero o sea, ¿Qué mal hizo?.— Martina insistió en saber.

—No hizo nada malo. Simplemente ya no tengo dinero para pagarle, y no me quiero ver en la necesidad de empeñar mis cosas.— Dijo la señora.

—Pero o sea no. Yo creo que ella lo hubiese entendido a que la corrieras así.

—Ya callate. Solamente me pones más nerviosa de lo que estoy. Y mejor ve a hablarle a la otra sirvienta. También la voy a despedir.

Martina movió la cabeza en desaprobación. Mientras su tía, se mordía las uñas de los nervios.

Mientras tanto...

—¿Que le pasó al chacal?.— Preguntó la pelos al ver que el aludido, no salía del baño después de veinte minutos.

—Le cayó mal la hamburguesa. Al parecer ya estaba echada a perder.— Respondió Pepe.

—Eso le pasa por ambicioso y pendejo. Bien merecido se lo tiene.— Se burló la pelos.

—¡Ya te escuché puta greñuda. Siguele y voy a meter tu cabeza en el retrete!.— Exclamó el chacal desde el otro lado de la puerta.

—Eres un puto vulgar que no sabe tratar a una dama cómo yo.— Le respondió la chica.

—¿Dama tu?.— El chacal soltó una carcajada.— Entre tanta mugre, nadie sabe si quiera si eres mujer.— Se burló su compañero.

—¡Ay, imbécil! Ojalá te mueras cagando.— Soltó la pelos.

—Ya dejen de pelear.— Se quejó Pepe.— Siempre es lo mismo con ustedes dos. Mejor, deberíamos limpiar la casa. Ya está llena de basura otra vez.

—Bueno, pero antes dime ¿Qué onda con el boleto de lotería? ¿En serio crees que vas a ganar el premio?. — Cuestionó la chica.

—Pues... Pues ya ni sé. Pero igual quiero conservarlo, por si acaso. — Pepe parecía inseguro y decepcionado.

—Mira, no te  hagas ilusiones. Eso de la lotería, nada más es para puros ricos, para hacerse más ricos de lo que ya son. Los jodidos cómo nosotros, no tienen ninguna oportunidad. Mejor tira el billete, porque desde que lo tienes, te veo más pensativo y perdido.
Ya te dije que solamente podemos salir de esto si trabajamos juntos. Además, yo sigo teniendo el sueño de que tu y yo seamos marido y mujer.— Se sonrojó.

—Pelos, yo...

—Si, si, si. Ya me dijiste que eres maricón. Pero es porque no me haz probado, no haz probado a una hembra cómo yo. Yo te puedo hacer muchas cosas en la cama Pepe. Te la puedo chupar bien bonito y así, hasta me dejo dar por el culo si eso quieres. Pero dame una oportunidad. — Le rogó la chica.

—Pelos...

—¿Apoco esta golfa está otra vez de arrastrada?.— El chacal preguntó burlonamente.

—Chacal, deja de fastidiarla. En serio me cansa que ustedes anden peleando a cada rato. Mejor voy a la esquina a seguir limpiando vidrios. — Pepe tomó su botella con jabón y su esponja, para luego retirarse de aquella casa abandonada y sucia dónde vivía junto a sus amigos.

—¿Te dan celos de saber que yo me lo follo y a ti ni un pedo te tira?. — Cuestionó el chacal a la pelos.

—Qué te valga verga lo que yo haga o deje de hacer. — Se defendió la joven.

—Si, eso es. Te dan celos porque sabes que a mi me da ese culo. Si supieras cómo le encanta que se la meta toda. Lo hago gemir cómo una perra. Pero ni modo, lastima que no tienes verga.— Se rió el chacal.

—¡Puto de mierda!.— Le gritó la pelos al chacal. Para luego, tomar también su botella con jabón y su esponja.

—Mugrosa, mal follada.— Le regresó el insulto.

La pelos le enseñó el dedo medio, y luego se fue de ahí, a seguir trabajando en las calles, limpiando los vidrios y parabrisas de los autos que pasaban por ahí.

Continuará...






Continuará

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Pepe

El Chacal


Brandon, sobrino de doña Evangelina Saavedra




Hola, muchas gracias por el apoyo. Espero les esté gustando la novela y bueno, cualquier queja, duda o sugerencia, pueden dejarla en los comentarios. Gracias a quienes me han seguido hasta aquí ❤

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