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Sándwich
Mi Marcos...

Me levanté muy temprano porque mi padre quería reunirse con nosotros en nuestra casa, donde, para ese momento, vivía solo mi papá, yo me mudé al apartamento cuando empecé la Universidad, sí, me dolió dejar a mi papá solo, yo no quería irme, pero era necesario, porque la mansión de la familia Aba queda en una residencia bastante alejada de la civilización, todas las mansiones de esa residencia (incluyendo la mansión Cáceres), eran hermosas, mi abuelo siempre tuvo buen gusto al elegir y mi madre quería que nuestros recuerdos de la infancia se formaran en el mismo lugar donde se crearon los suyos, mi papá apoyó su idea porque él apreciaba los recuerdos de la niñez, cosa que él añoraba.

Como Marcos se había comprometido por segunda vez, mi padre quiso asegurarse que esa vez era en serio, salir de un compromiso a otro de repente era algo que... le preocupaba a mi papá.

Jonny y Erika se iban a encargar del pequeño Eros mientras yo no estaba en casa, les dejé pasos de todo lo que tenían que hacer, ya no me preocupaba tanto como antes por dos cosas; la primera era que Jonny aprendió a cuidar de su hijo y la segunda era que confiaba en Erika, pero como buena mamá igual les dejé un orden, mi número, el de la niñera y el número de los Aba, aunque ya lo tuviesen, a veces la desesperación no deja buscar bien.

Llegar después de tanto tiempo a nuestro hogar me traía muchos recuerdos, esos hermosos momentos vienen a mí, Marcos y yo pequeños, los juegos, el jardín, la mesa donde tomamos el té, mi mamá...

—¡No! —grité, desesperada—, devuelveme la muñeca es mía. —Las lágrimas yacían en mi rostro por montón.

—"Es mío, es mío" —repitió, aquel niño, imitaba mi voz—, ¿quién me la va a quitar? ¿Tú?

—Regrésale eso a mi hermana. —La voz de Marcos me tranquilizó a mí, pero el niño se asustó.

—M-Marcos, solo jugábamos un poco —dijo el chico con miedo.

—Esos no son juegos, sólo te burlas de una niña cuatro años menos que tú. —Marcos lucía furioso—, devuelvele la muñeca a Ana y te alejas de ella, ¿bien?

—B-bien... —Obedeció a mi hermano, él y sus amigos se alejaron de mí.

Mi hermano y yo siempre hemos sido muy unidos, sobretodo después que nuestra madre murió, ella lo pidió y fue mi única salida, Marcos y mi papá hicieron lo posible por ayudarme, luego llegó Jonny y él también buscó lo mismo, ayudarme y Erika...

—Anastacia y Marcos, bienvenidos a su casa —saludó papá mientras nos regalaba un cálido abrazo.

—¡Oh por Dios...! ¡Qué grandes están! —dijo Lisa, ella siempre nos cuidó incluso antes de la partida de mi madre—, les prepararemos un rico sándwich, como antes.

—¡Sí, eso sería genial! después de tanto tiempo lo extraño —dije, emocionada.

Lisa asintió y se retiró dejándonos solos a nosotros tres.

Observé a mi papá y a mi hermano, los hombres más maravillosos de mi vida, mi padre tenía el cabello negro y ondulado, su piel era blanca y tenía muchas pecas, las herede de él. Marcos y yo heredamos lo rubio de mi madre, pero él nació con los ojos azules, como papá y yo color miel, como mamá.

A, B, C... Un niño cambió mi vida |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora