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Oscar.
Él es feliz contigo.

Día de la boda, el día que tanto deseé que no llegarase, aún no sabía si asistir o no. No dejaba de ser un tema muy fuerte para mí, Jonny era el que se casaba con un chica y, en precisión, no era yo, «tuvo la valentía de decirme que me ama... tarde» me dije.

Vi a Eros mientras dormía, su hermosa piel blanca, el cabello rubio que caía sobre su frente, siempre sería el pequeño de mi vida, gracias a su llegada cambiaron muchas cosas, pero nada estaba saliendo como todos las esperábamos.

Mi corazón se destrozaba en mil pedazos, el solo saber que después de ese día no habría ninguna oportunidad que me pudiera unir a él. Saber que a partir de esa boda no existirían más historias de su parte. Mis dulces los tendría que comprar yo misma. No lo escucharía preguntándome como me fue en mi día, apoyándome en mis días felices y tristes... Ya no diría más "la cosa", solo por discutir conmigo. ¿Quién me ayudaría a cuidar a Eros? No encontré respuesta alguna.

El timbre sonó, un poco desconcertada corrí a abrir la puerta,  la silueta de un hombre me sorprendió, no entendía que hacía allí, él debía estar en una boda. Me sonrió, me miró por completo y su sonrisa desapareció.

—¿No estas lista? —Oscar frunció el entrecejo.

—Lista... ¿para qué? —pregunté, dejándolo pasar.

—Te explico, tienes que ir a la boda de Jonny. —explicó. Con la mano derecha señalaba la puerta y con la otra me señaló a mí.

—No sé si pueda. —Bajé la cabeza.

Era la verdad, lo había pensado millones de veces y no me sentía fuerte, «no soy fuerte, soy muy débil».

—¿¡Poder!? Joder... ¡tienes que hacerlo! ya no es un "pueda...", es que tienes que hacerlo y ya. Jonny ha cambiado demasiado desde que no está contigo y no ha sido para bien, siempre está triste, siempre quiere estar solo, ¡solo! no ha hablado con nadie de cómo se siente, no está comiendo bien, pasa la mayor parte de su tiempo encerrado en su habitación. Él es feliz CONTIGO.

—Bien. ¿Y que pretendes que haga? —Escucharlo no logró traquilzárme, ¿yo que era al lado de Mary o la señora Vanesa? Nada.

—Gritar: "yo me opongo", y él te abraza se besan y todas esas cosas cursis de novios enamorados. —Tomó mi mano obligándome caminar a mi habitación.

—Sí, claro, ¿y si no funciona?

Se detuvo. Me miró fijamente y alzó una ceja.

—En vez de arroz le lanzamos huevos, por idiotas. En venite minutos te quiero lista. —Su mirada bajó a mi collar y suspiró—. Oh, él tampoco se ha quitado esa cadena. —Señala mi collar de "ABC".

Usé un vestido negro, ajustado, uno muy elegante para bodas, elegí ese color porque quizás ese era el fin de mi vida con Jonny o porque lucía sexy en el.

—¿Ya terminaste? —pregunté a Oscar, quien tenía su cara muy cerca de la mía.

—Sólo falta el rímel —respondió.

Sí, Oscar no me dejó salir sin maquillaje, le expliqué mi alta deficiencia para maquillarme y él se ofreció hacerlo por mí.

A, B, C... Un niño cambió mi vida |COMPLETA|Where stories live. Discover now