F

618 92 9
                                    

Felicidades
Llegó la abuela.

—¿Mamá? —dijo Jonny sorprendido. Su rostro no expresó nada de felicidad, solo rabia, odio, desacuerdo.

—Pensé que nunca me iba a enterar que mi hijo ya anda con un bebé por ahí. —Dio una mirada de asco a todos los invitados, incluyéndome. El ambiente se notaba incómodo y Jonny interrumpió la vista de la señora Vanesa hacia mí con su cuerpo—. Felicidades hijo —desdeñó.

—Francamente no te iba a anunciar nada —afirmó, con la misma turbación de su madre, «Jonny es demasiado sincero cuando está ebrio», pensé en toda la calamidad que resultaría esa discusión—. Desde hace mucho tiempo yo no te quiero cerca de mi vida.

—¿Y perderme el bautizo de mi nieto? —Logró fijar su mirada en mí, otra vez—, ¿dónde está la criatura?

Sin analizarlo muy bién corrí a la habitación de Eros. Lo miré, el pequeño estaba dormido, sus pequeños brazos a un lado de su cabecita, lo tomé entre mis brazos con mucho cuidado, empezó a despertarse y me lamenté por ello. Tenía un debate entre salir y no salir.

La señora Vanesa le encantaba que todo saliera a su antojo, estuvo a punto de casar a Jonny con la hija de una familia rica, por: "el apellido", la chica no es fea, pero sí muy caprichosa y narcisista, cosa que él odia en una mujer, por eso, Jonny nunca se arrepintió de mudarse aquí.

Salí de la habitación y me encontré con el semblante furioso de Jonny, su cara por completa roja, sin embargo su madre se veía muy tranquila, como si todo fuera mentira...

—Cuéntame: ¿de verdad lo adoptaron? Porque yo tengo un reputación que cuidar, cada cosa que haga mi hijo se vuelve un rumor y un pequeño de tu sangre a tu edad sería una raya para el apellido...

—No, mamá. —Jonny estaba muy enfadado y yo no sabía que hacer.

—¿Qué quieres decir? —preguntó ella.

—Ese niño es de mi sangre.—Sonrió con orgullo, la expresión de Señora Vanesa cambió por completo, ya no tenía la misma dicha que antes—. Sí, como lo oyes, hay sangre Cáceres en él. ¿Qué te parece?

—No es verdad. —El rostro de ella comenzó tensarse—, tú estás muy jóven para ser padre o para estar cuidando pequeños, y tú mocosa, ¿qué haces con esa con la cosa en los brazos?

—Eros, Vanesa, mi hijo se llama Eros, no "la cosa". —Me miró—, y ella es la madre, una mejor madre que tú.

—¡Respeta a tu madre, Jonny Cáceres! —gritó la Señora Vanesa.

—¿Así como respetaste mi vida, mis decisiones, mis sueños? —Soltó risas sarcásticas—, el respeto también se gana, Vanesa. Deja de molestar mi puta vida, ahora yo soy feliz con mi esposa Ana y mi hijo Eros. Tú no eres parte de mí.

—¡Jonny, callate! esto no es felicidad, mírate: vives en una casa que no te pertenece, poco a poco se te ha olvidado el legado Cáceres y te has alejado de la empresa que te corresponde por derecho, por ser heredero, has decidido ser rebelde, ¿para qué? Tener una vida miserable, si me hubieras obedecido estaría en las mejores universidades, con las personas más importantes de Diontina, con mejores amistades que estas, con...

—¡Ya callate, Vanesa! —puntualizó Jonny—, ¡maldito legado Cáceres! ¡Lo único que ha traído por generaciones son problemas! No pienso regresas a esa maldita empresa y mi vida no es miserable, tengo amigos mamá, amigos reales, que me quieren por lo que soy, no por lo que tengo, mi esposa me ama como soy, amo a mi hijo y, ¿sabes qué es lo mejor de todo? Que sí, tienes razón, no es mi propia casa, pero en este apartamento hay más ambiente de hogar que vivir a tu lado.

A, B, C... Un niño cambió mi vida |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora