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Aquí estoy
No hay días normales

Ese era un día normal, como siempre o... así lo sentía, la completa distracción que había en mi mente era increíble, cada clase con ese profesor solo me dejaban ganas de morir, "Don arruina días con sus clases" era experto en acabar con la energía con la que empezaba mi día, normalmente lo solucionaba con dulces, sin embargo, olvidé por completo comprar esos dulces un día anterior. Sólo esperaba que mi mejor amigo los comprase.

—Señorita Aba, no me está prestando atención —El regaño del profesor Don arruina días con sus clases, me asustó.

—¡Claro que lo hago! —reclamé, aunque eran ciertas acusaciones.

-—¿Sí? Para mañana quiero un informe de lo que se ha hablado el día de hoy, que sea muy específico ese informe, Aba —ordenó de una manera sutíl, pero él sabía que no me caía muy bien y lo aprovechaba para fastidiarme.

—Con gusto profesor. —Sonreí con gran seguridad para que notáse que no me afectaba.

Él me dio la espalda despreocupado. Pero era yo la que estaba en problemas, no tenía ninguna jodida idea de lo que estaba hablando. El título era lo único que tenía escrito, lo vi suficiente, con ayuda de mi gran amigo: Google, le iba hacer el mejor informe, pero lógicamente él buscaría alguna de sus típicas frases en el trabajo «sí estas en problemas, Ana» pensé mientras hacía garabatos en el cuaderno, siempre me pregunté por qué daban historia si yo estudiaba música, no tenía sentido.

—Anastacia... —susurró Erika, mi mejor amiga—, tienes toda la mañana en tus propios pensamientos ¿qué harás ahora?

—No es mi culpa, yo también tengo cosas importantes por las cuales pensar —aclaré en tono formal.

—¿Ah sí? —Alzó un ceja, incrédula—, ¿en qué cosa tan importante pensabas?

—En... eh... eso... —Busqué un excusa en mi mente pero era imposible, no estaba pensando en nada y tampoco le prestaba atención al profesor.

—En el señor Cáceres —afirmó, con una sonrisa maléfica. Cáceres es el apellido de mi mejor amigo, pero estaba segura que no pensaba en él.

—¡No! —dije—. Bien... no estaba pensando en nada, es solo, que odio esta clase y al profesor y tú más que nadie lo sabes.

—Sí, lo sé. —Volvió su mirada al cuaderno y agregó—: te voy ayudar, temprano en tu casa.

—Ay —chillé—, ¿sabes que te adoro, verdad?

—No es de gratis, quiero conocer a tu hermano. —Me miró fijamente, una dulce sonrisa se posó en su labios.

—Erika mi hermano esta a punto de casarse, entiéndase, anillo, chica, velo y corona.

—¿Y? Las cosas pueden cambiar. —Hizo un gesto coqueto a lo que yo sólo pude reír.

Mi reloj sonó anunciando que la clase terminó, el sonido del mismo era otra de las cosas que odiaba el profesor, mas nunca le daba importancia porque se trataba de una guerra mutua, él me hacía las clases imposibles y yo hacía que sus clases fueran imposibles, teníamos cuatro años en la misma guerra, pero era una guerra sana.

A, B, C... Un niño cambió mi vida |COMPLETA|Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang