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Era incómodo.

Unos cuantos instantes habían pasado desde que Jin y Kyungjoon llegaron al Palacio, pasando por el montón de directivos que los saludaban con amabilidad y que los presentaban con otros de los funcionarios y trabajadores del gobierno.

Kyung sonreía con efusividad y parecía tener una facilidad sorprendente para hablar con sus superiores, haciendo que el ambiente fluyera sin pausas.

Jin, al contrario, no podía.

Aunque intentaba poner parte suya para la conversación, su mente divagaba y se perdía en otros pensamientos. En definitiva, no podía pensar con racionalidad cuando aquella noche había preparado un regalo para el Rey que le avergonzaba demasiado.

Y era molesto, por que necesitaba forjar una buena actitud con sus superiores, y no distraerse más de la cuenta al punto que empezaran a sospechar.

«Concéntrate, Kim Seok Jin» se dijo a sí mismo mentalmente mientras uno de los directores le contaba lo maravilloso que era que una persona tan joven como él hubiera tenido un puesto tan importante.

—Ha sido un honor —dijo Jin en voz segura — poder trabajar para su majestad.

—Parece que has tenido una muy buena estadía aquí —le respondió —. Muchos de los anteriores maestros fallaron en su intento de enseñar al príncipe heredero, ¿supiste sobre ello?

—Sí, me lo contaron en cuanto llegué.

—Muchos de ellos provenían de Sungkyunkwan —comenzó a decir, haciendo que los otros directivos asintieran —. Era extraño que estuvieran rechazandolos cuando eran muy buenos en su trabajo.

—Pero los miembros de la Realeza requieren más que eso —dijo otro de los hombres, quien parecía ser el subdirector —. Pudieron haberse graduado con excelentes calificaciones, pero eso no garantiza perfección.

Kyungjoon le dió un ligero codazo a Seok Jin, quien de inmediato volteó a verlo. Su amigo parecía contento de estar rodeado de aquellas personas y no parecía importarle mucho el cómo debería actuar, solo salía con naturalidad. Y es que el carisma de Kyung y la tranquilidad de Jin parecían ayudar a que los directivos estuviesen encantados con aquellos dos estudiantes.

—Fue buena la decisión que el anterior Rey tuvo sobre ti. Despedirte te llevaría a poder ampliar tus conocimientos en Sungkyunkwan —mencionó el director Jun, halagandolo junto a los demás miembros que parecían muy confiados en cualquier cosa que él dijera —. Es muy probable que llegues lejos.

—El Rey Abdicado siempre pensó en los jóvenes —recalcó el subdirector con una sonrisa —. Confíamos en que el nuevo Rey tenga ideas frescas para el Reino.

—¿Ideas frescas? —se atrevió a preguntar Seok Jin.

—Los jóvenes son el futuro de Joseon, creemos que debería haber más oportunidades para ellos —le explicó —. El Rey podría tener grandes ideas por ello.

—Sería buena idea que el erudito Kim fuera su mano derecha, ¿no lo cree? —mencionó ahora el director Jun, señalando a Jin.

El muchacho sacudió la cabeza, y todos los demás resaltaron su humildad en el tema y lo bueno que era tener a alguien como él formando parte de la Institución. Sin embargo, Jin no podía dejar a un lado la incomodidad que provenía de alguien mirándole con un odio inmaculado.

Kwon.

El muchacho seguía observándolo, sin quitarle la vista ni un instante. No era curioso que actuara de tal forma, pues parecía estar envidioso de la atención que aquellos dos jóvenes recibían y como él era desplazado sin la menor piedad.

The Erudite; JinTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora