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A Taehyung nunca le había molestado el silencio, al menos hasta esos momentos.

Mientras caminaban lentamente por los caminos descuidados de la villa, el príncipe no podía dejar de lanzar pequeñas miradas discretas hacia el erudito que estaba a su lado.

Luego de lo que había acontecido momentos antes, se habían sumido en un silencio que se había tornado de lo más incómodo. Ni siquiera sabía cómo sentirse, su corazón seguía latiendo con la misma intensidad que antes, pero sus manos temblaban nerviosas por la simple presencia del contrario. ¿Estaría adoptando una postura muy patética? Taehyung jamás se había dejado ver cómo una persona nerviosa e insegura, pero aquello salía a flote con tanta naturalidad cuando estaba junto al otro.

Le era difícil mantenerse al margen.

Cada vez que los segundos pasaban, cabía la posibilidad de que el erudito Kim fuese a comenzar a hablar y dijera todo lo que él temía, lo que no quería escuchar; las palabras de arrepentimiento que le asustaban con una intensidad inmensa, algún presunto distanciamiento de su parte o la incomodidad de toda la situación que aquello causaba.

—La ceremonia para el rey está acercándose —mencionó, con la espera de que el ambiente denso comenzara a dispersarse un poco. Seok Jin atinó a brindarle un simple asentimiento, pero no lo miró —. Las prácticas para el Cheoyongmu comenzarán el lunes, tan solo quedará una semana y pocos días para prepararla.

Dicho aquello, Taehyung volteó a ver al erudito. De alguna manera, esperaba que este le estuviese prestando atención, pero en cuando lo escrutó, dedujo que el chico estaba muy perdido en sus pensamientos. Dejó salir un sonoro bufido y cruzó sus brazos tras su espalda, queriendo regresar a la imagen intimidante que solía portar siempre.

Observar aquel pueblo le provocaba un mar de emociones. Cada vez que salía del palacio solía llegar siempre a esa misma destinación. Pues además de poder estar en una calma absoluta, podía presenciar desde lo lejos a aquel erudito que se reunía con un montón de chicos que circundaban su edad. Sus historias siempre le parecieron sorprendentes, y era una de sus grandes motivaciones para escaparse del palacio.

—¿Oíste acaso algo de lo que dije? —cuestionó Taehyung, esta vez aumentando el tono de su voz, lo cual hizo que Jin saliera de su ensoñación. De inmediato volteó a verlo y negó con la cabeza.

—No lo escuché.

—Decía que la ceremonia está cerca de llegar, queda solo una semana y pocos días —comenzó a decir, queriendo que el erudito le diera algún consejo sobre la organización. Porque, a decir verdad, estaba aterrado. No quería arruinarlo todo.

—¿Ha empezado con las prácticas? —le preguntó Jin, sonando un tanto nervioso aún.

Taehyung supuso que se trataba por la escena de antes, y que el chico probablemente estaba pensando en sus acciones y se reprendía en su mente por ellas.

—No, empiezan este lunes. Faltan solo dos días para eso, he estado leyendo el libro...

—¿De verdad?

Asintió, luego procedió a sentarse en una de las escalinatas de una casa para descansar un poco sus piernas. Jin se quedó de pie, observando cada uno de sus movimientos, mientras esperaba la contestación del otro —. Aprendí algunas cosas y planeo plasmarlas al momento de dirigir el baile, sin embargo, es un poco cansado leer el libro, no me terminó de interesar del todo.

—Parecía interesado cuando se lo conté aquella noche —dijo Jin, pero al darse cuenta de lo que esa palabra denotaba, carraspeó incómodo —. Me refiero a que, cuando le conté una breve historia sobre ello, no le pareció aburrido.

The Erudite; JinTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora