Capítulo Doce

70 23 70
                                    

Sábado 6:45pm (4h 15min antes de la clase)

Tensión

Eso era todo lo que podíamos sentir.

Y además de eso –aunque intentamos fingir que no– también sentíamos miedo.

Y no éramos los únicos. Al parecer Jessica no fue la única remitente del horrible archivo, Las fotos del director se hicieron públicas y por lo tanto no tardaron en filtrarse por todo el internet. Muchas páginas las censuraron, la policía no dejaba de dar declaraciones acerca de no compartir las imágenes, ya que eso sería participar en el cruel hecho que terminó con la vida de Argus.

Sin embargo, ya era demasiado tarde. Para este momento cualquier persona con un teléfono o una computadora debía tener los oscuros detalles de la horrible muerte del director.

Los medios estaban sacando provecho de la noticia, rodeando la misma pregunta.

¿Quién fue capaz de hacerle eso a un hombre de sesenta y cinco años, jubilado y solitario?

Y ¿Por qué?

El director no fue la mejor persona del mundo. Era clasista, sí. Nunca le importó nuestro comportamiento mientras cumpliéramos con las mensualidades y mantuviéramos el índice académico lo suficientemente alto para que la escuela mantuviera su fama y prestigio. Razón principal por la que nadie se sentía a salvo dentro la escuela.

Los estudiantes más adinerados eran libres de hacer lo que quisieran, solo debían proveer de una gran suma de dinero al director y sus expedientes se mantenían totalmente limpios, como inocentes y dulces ángeles.

Argus Fredericks era la definición de corrupción. El dinero era capaz de entumecerlo y volverlo ciego, sordo y mudo. Su discreción tenía un precio y todos lo sabían.

«Aquel que no vio, aquel no escuchó, aquel que no habló, aquel no hizo nada»

Aun así, no merecía morir de esa forma. Mucho menos, que todos accedieran al estado de sus restos con un simple click.

Curiosamente, aunque las fotos se divulgaron, las frases solo fueron enviadas a Jessica, lo cual nos hacía pensar que era un mensaje exclusivo para nosotros.

Al escuchar los gritos desesperados de nuestra ex compañera todos quisieron saber que provocaba su reacción, así que prácticamente arrancaron el teléfono de mis manos turnándose para ver el motivo del escándalo. Y mientras el aparato iba pasando por cada mano yo pude observar cómo uno a uno se paralizaba, cambiando sus expresiones. Por primera vez todas nuestras máscaras se cayeron para revelar un mismo sentimiento en nuestro rostro. Miedo. Pánico. Terror.

«¿Ustedes están listos para aprender?»

No era solo un mensaje, era una advertencia.

¿Acaso la persona detrás de todo esto vendría por nosotros?

Eso no tenía sentido. Al menos que supiera nuestro pasado. Ridículamente que alguien conociera nuestros secretos era aún peor que ser amenazado, por esta razón nadie contactó a la policía ni expusimos al público el mensaje que recibimos. No fue necesario reunirse y votar sobre qué debíamos hacer, todos concordamos con palabras no dichas que era mejor guardarnos esto para nosotros.

Si divulgábamos o denunciábamos el mensaje comenzaría una investigación y nadie estaba preparado para desenterrar el pasado. Así que continuamos en lo que éramos expertos: Fingir que nada pasó.

Pero esta vez no fue tan sencillo, todos teníamos dudas, nos embargaba el miedo y la preocupación. El día transcurría, pero ya nada era igual. No se oían las bromas de Ty y Nate, ni los alardes de Marvin, ningún comentario pervertido de Scott y Kilian, ni siquiera hubo otra pelea o discusión. El silencio se tornó el protagonista del complejo.

ClassroomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora