Capítulo Nueve

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Sábado 8:00am (15h antes de la clase)

Pasaron unos minutos y el extraño sujeto seguía mirándome a través de sus lentes de sol con una modesta sonrisa. Por momentos giraba su cabeza hacia Jessica o Marvin, aparentando prestar atención a la conversación, pero su mirada siempre terminaba en mi dirección, esto solo multiplicaba mi curiosidad por descubrir la identidad del desconocido.

Hasta donde sabía, el reencuentro era una reunión exclusiva con los integrantes de la clase que formé parte. Pero esa figura no me sonaba ni remotamente familiar. Quizás era por los lentes, la gorra y la distancia que no me permitían reconocerlo. De cualquier manera, iba averiguar quién era él. Conocía la persona indicada para responder mis dudas.

Oye, Mel –llamé cuando me acerqué a ella, quien seguía junto a Cassey y Amber. La rubia al escucharme giró para verme– ¿Quién es ese?

Señalé con disimulo al hombre que continuaba viéndome.

Mel siguió la dirección de mi mirada hasta dar con el individuo, ella pareció reconocerlo de inmediato y tratando de contener una sonrisa se inclinó un poco a mi oído.

Ese es Michael ­–susurró con cautela

¡¿Qué?! –grité en sorpresa– ¿Michael? ¿te refieres al gordo Mike?

Pronuncié todo demasiado fuerte provocando que algunos voltearan a verme. Incluso el hombre, que ya no era desconocido, me observó nuevamente ladeando la cabeza sin abandonar su media sonrisa, luego se quitó sus lentes y gorra permitiéndome observarlo mejor.

Mierda. Si era Mike.

Y acaba de llamarlo «Gordo Mike» en medio de la plaza.

Muy sutil, Grecia.

En mi defensa, me odié en el instante que esas palabras salieron de mi boca. Por supuesto, el creador de ese denigrante apodo fue Ty, comenzó a utilizarlo años atrás durante nuestra estadía en Freesmount. Odiaba referirme a alguien con un apodo, sobre todo si lo había inventado Ty, pero la sorpresa que sentí no me dejo pensar. Ahora entiendo lo que sienten los demás al verme y eso que mi cambio no era ni la mitad de sorprendente.

Michael fue el objetivo de burlas por muchos años, no solo por parte de los tarados de mi clase, por todo el instituto. El sobrepeso fue la excusa perfecta para que todos se sintieran con el derecho de gastarle bromas de mal gusto. Durante años tuvo que lidiar con que pintaran su puerta con insultos, lanzaran comida por donde pasaba, llenaran el interior de su casillero de cosas que nunca quise preguntar y demás.

Si, su vida no fue fácil. Es una porquería que las personas utilicen cualquier pretexto para humillar a los demás. No fue justo, como todo en Freesmount. Mike fue una de las tantas víctimas en el instituto, lamentablemente no fue la menos perjudicada. Aunque no lo crean, mucha gente sufrió más que él.

Al menos tuvo a Marvin, quien fue su único aliado en el infierno que algunos llaman preparatoria. Además, Mike era la única persona capaz de soportar la personalidad insufrible de Marvin, a excepción de Jessica, pero supongo que ella no cuenta ya que se llevaba bien con todo el mundo.

Grítalo más fuerte, Grecia. Creo que no te oyeron en Freesmount –me regañó Amber– ¿Nunca te enseñaron a criticar a escondidas?

No estoy hablando mal de nadie –repuse– Solo no podía reconocerlo

No te culpo. Tuvimos una reacción parecida la reunión anterior –explicó la pelirroja– Pero ese año solo estaba mas delgado, no era este modelo fisicoculturista.

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