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Capítulo Tres

Viernes 8:30pm (26h 30min antes de la clase)

—¡¿Qué hiciste?! —es lo primero que digo cuando contesta el teléfono

—¡Sorpresa! —exclamó en respuesta— Tienes que darte prisa debemos estar antes de las ocho, me ayudaras a prepararlo todo para...

En un punto dejo de escucharla, mis manos tiemblan a causa de la rabia, lo que me dificulta sostener el teléfono. Decido dejarlo en la mesa y activar el altavoz. No corro el riesgo de que alguien escuche mi conversación, nadie trabaja hasta tan tarde.

—¿Sabes lo que has hecho? —acuso

—¡Si! —respondió con obviedad— Te otorgué un fin de semana libre y te quite a ese odioso de encima ¿No soy fabulosa? De nada, por cierto.

—Bueno, gracias por nada —escupí— No sabes lo que hiciste, Mel. Ahora sí estará molesto de verdad.

Alissa aparece en ese momento con una expresión de duda, mis gritos deben oírse en todo el edificio. Para responder, levanto mis dedos y los impactó contra un lado de mi cabeza, como si estuviera disparándome.

—Claro que no —continúo Mel— Todo saldrá bien, ya verás.

Por el brillo de reconocimiento de Alissa, intuí que el chisme de mi reunión anterior ya se estaba corriendo por los pasillos de la empresa. Mi hermana no dejaba de reír y llamar a Mel un genio.

—Ahora pasemos a lo verdaderamente importante —prosiguió— pasarán por ti en unos minutos así que...

—¿Qué? —preguntamos Alissa y yo

—¿Quién está contigo? —inquirió— En fin, no importa. Te decía que debes darte prisa, mi chofer te recogerá y...

—¿Recogerme? —resoplé

—¿No estabas prestando atención? —dijo ofendida— Debemos estar a las nueve en el complejo donde se hará la reunión, me ayudaras a terminar los últimos detalles para la bienvenida de mañana.

Alissa dio un salto al escuchar las palabras Mel —Creí que no irías

—No iré —aseveré

—Por supuesto que irás —replicó Mel— Dijiste que tu único obstáculo era tu jefe y me encargué de eso.

—Mel solo conseguiste empeorar las cosas —expliqué

Aunque no quise admitirlo antes, sabía que la actitud de Jennsen hacia mí se debía a los celos y el miedo de que yo pudiera ser una competencia, solo quería verme fallar para demostrar que yo no era mejor que él. Ahora todo sería diferente, Don asno iría por mí con todo, probablemente no descansará hasta que pierda mi trabajo.

—Eso no es de todo cierto —comentó Alissa— Todos creen que tienes un romance con Miller y que su inesperada intervención fue provocada por tus "encantos femeninos"—hizo las comillas con sus dedos.

—Genial —refunfuñé

Me dejé caer en el sofá exhalando con frustración. Todavía me sorprende lo chismoso y machista que puede ser el mundo, trabajo como nadie en mi departamento ¿Cómo pueden pensar algo así?

«Encantos femeninos» ¿Cuáles?

—Oye, no es tan malo. La buena noticia es que Jennsen está un poco asustado, es probable que no vuelva a molestarte –intervino Alissa