Capitulo Diez

62 24 74
                                    

Sábado 9:30am (13h 30min antes de la clase)

Keith –las palabras salieron de mi boca sin poder creerlas.

No soy estúpida, sabía desde el momento en que acepté venir que iba a encontrarme con él, sobre todo después de que Amber confirmara su asistencia a la reunión. Sin embargo, no estaba lista para verlo tan pronto y menos en la situación de agotamiento en la que me encontraba.

Poco después de que la gran bomba estallara en la cara de cada uno de nosotros tome la decisión de cortar con cualquier lazo que me uniera a la clase y a los acontecimientos de ese día. Eso incluía a Keith y Brucer.

Mel fue otra historia. Resistió todos mis intentos por alejarla, cada uno de mis desplantes, comentarios filosos y expresiones groseras. Soportó todo con extrema paciencia y jamás dejo de invitarme a los acontecimientos importantes de su vida, así que me di por vencida y acepté mantener contacto solo con ella, no por eso diría que es mi amiga.

Todo lo demás que tuviera relación con el instituto lo borré de mi vida sin remordimientos. Siempre he sido buena dando la espalda a todo lo que considero innecesario.

Aunque debo confesar que esa vez no fue fácil decir adiós a dos de las únicas personas que casi considero amigos.

Una punzada de dolor se disparó en la parte trasera de mi cabeza.

¿Estás bien? – me preguntó Keith intuyendo que algo iba mal.

Si, estoy bien. Dormí poco, es todo.

Seguí en mi lugar manteniendo la distancia entre nosotros. Keith estaba en silencio mirando con fijeza mi rostro, presumo que tampoco se acostumbra a verme con mis rasgos naturales, después de todo la última vez que me vio yo era muy diferente.

Igualmente, él había cambiado mucho. Se había vuelto mucho más musculoso y su cabello se había oscurecido para tornarse de un rubio oscuro, aunque todavía podía notar ciertos reflejos claros perdidos en su cabellera. Sus ojos seguían del mismo color claro, pero ya no desprendían esa chispa de coqueteo cínico que volvió loca a más de una en la escuela.

Traté de contactarte después de la graduación –dijo finalmente cortando el silencio incómodo– Le pregunté muchas veces a Mel por ti.

Lo sé –respondí con frialdad.

La cara de Keith se contrajo en una mueca de dolor, inclinó su mirada al suelo llevando sus manos dentro de sus bolsillos.

No era mi intención lastimarlo solo estaba siendo honesta. No podía ni quería saber de nadie. Mantener el contacto solo reforzaría mis culpas y miedos. Al principio Keith insistió en hablar conmigo, pero yo solo lo evadí hasta que él se cansó de buscarme. Brucer, por otro lado, nunca lo volví a ver, supongo tuvo la misma idea que yo y decidió borrar todo Freesmount de su vida.

Nunca pude hablar contigo sobre lo que pasó –agregó con tristeza– Siento mucho lo que pasó.

Cerré mis ojos ante las imágenes que vinieron a mi mente. El dolor en mi cabeza se hizo más fuerte.

No tienes que disculparte conmigo, Keith –expuse de mala gana– Todos fuimos culpables.

Lo sé. Pero siento que tengo que disculparme con alguien.

Esto me hizo enfadar, nadie debía disculparse conmigo porque yo fui tan miserable como todos demás. En esa clase no hubo inocentes, ni siquiera Keith y mucho menos yo.

¿Entonces qué? ¿Vienes a callar tu conciencia conmigo? –reí por lo bajo– Pues déjame decirte que estas en el lugar equivocado, Keith. Disculparte con alguien tan culpable como tú no hará que las cosas cambien. Lo mejor que puedes hacer es seguir tu vida igual que todos ellos.

ClassroomWhere stories live. Discover now