Capítulo 40: Mi persona más preciada

660 76 11
                                    

A paso apresurado prácticamente corro hasta papá quien al verme abre los brazos y con una sonrisa me envuelve en sus brazos como una niña pequeña. Él ríe encantado con todo el amor que está recibiendo por mí en este momento. Hago un puchero y eso hace que el baje sus labios hasta mi mejilla depositando un ruidoso beso que hace que más de un empleado levante la vista con una sonrisa, eso es muy cotidiano en nosotros.

—Hola papito hermoso—él me mira encantado.

—Hola mi brujita más pequeña, ¿no deberías estar almorzando?—suspiro separándome.

—Si, pero quise pasar a verte, desde la comida en casa de los Taisho no he tenido la oportunidad de hablar contigo—él asiente.

—Es extraño verte sin Inuyasha—murmura y miro a otro lugar riendo ya que Inuyasha puede convertirse en un chicle si quiere.

—Lo deje en casa—le sonrío y él besa mi frente haciéndome caminar a su oficina, saludo a varios compañeros de trabajo quienes se ponen firmes al ver a papá caminar.

Le hablo de cosas divertidas que han pasado con los compañeros desde que volví, él escucha riendo y aportando cosas divertidas que también le han pasado. Miro su escritorio donde la comida que seguro mamá envió permanece. Lamo mis labios y corro prácticamente a servirme con papá quejándose sobre yo robar e invadir su espacio y comida.

—Que te tiene tan desanimada Kag?—pregunta mirándome y suspiro cerrando los ojos un momento.

—¿Cómo deja de molestarte la sensación de decepción?—pregunto mordiendo mis labios mientras me doy cuenta de que el apetito se me va. Miro mi plato, al menos comí mas de la mitad.

—Es una pregunta con una respuesta muy variada—lo miro interesada—cada quien le da una respuesta diferente, todo dependerá del pensamiento y estado mental de esa persona—me encojo de hombros—ya tu madre me comentó lo que sucedió con esa chica—miro a otro lugar—que no te avergüence Kagome, no sabías que ella era de esa manera ni que tenía esos pensamientos tan egoístas—suspiro agotada.

—Eso no hace que me sienta mejor, sigo sintiéndome estúpida, alguien tan fácil de engañar que no me dan ganas de

Dejo de hablar y el despacho queda en absoluto silencio. Trago en seco y siento mis ojos picar, me siento tan traicionada por mi intuición, por lo estúpida que debí verme y por jugar a la manera de Yura.

—¿Confiar?—pregunta papá mirándome fijamente—entonces si serias estúpida Kagome. No porque alguien te traicionó significa que los demás lo harán. ¿Una confianza rota es suficiente para catalogar a las demás? Hay más personas a tu alrededor que te han demostrado cuanto valoran que confíes en ellos, no porque una hormonal con una mentalidad algo cuestionable haya hecho todo significa que otras personas lo harán—me regala una sonrisa pacifica—confía en tu intuición cariño, porque hay veces en la que seguirá fallando, todo depende de cómo tú lo tomes—le regalo una sonrisa.

—Eres el mejor—me guiña un ojo.

—No se lo digas a tu madre que luego esta quisquillosa—rio y la puerta es abierta. Giro y veo a Inuyasha respirando agitado, al verme parece aliviado.

—Maldición Kag, no me dejes notas como esas—me dice angustiado.

—Oh eso, lo siento, solo parecía divertido—él sonríe y niega divertido.

Me iré lejos, donde traición no me persiga

Él destruye la nota y camina hasta besar mi frente.

—Inuyasha—mi padre y él se dan la mano en un gesto muy masculino—veo que cuidas a mi niña—Inuyasha ríe abrazándome.

—Eso es lo más importante—ruedo los ojos riendo.

Alocado Matrimonio Where stories live. Discover now