Capítulo 24: Mi primer amor

794 99 31
                                    

Ese día ambos nos ignoramos. De hecho, ha pasado una semana y ninguno nos hemos dignado a hablarnos, de pasar a tener algo de confianza uno en el otro, hemos pasado a ser nuevamente dos desconocidos y lo prefiero de esa manera.

Pocas veces cuando salimos juntos nos tomamos de la mano y regalamos sonrisas falsas. Es fácil hacerle creer al mundo que eres feliz, porque nadie conoce realmente tu interior. Y es por eso que Inuyasha y yo montamos un teatro donde el matrimonio es lo más lindo, hermoso y precioso que Dios nos ha regalado. Somos la envidia de muchos, la admiración de otros tantos. Ya ven, quizas no somos buenos teniendo una comunicación de pareja buena, pero somos dos actores que ni las grandes estrellas de hollywood pueden superar.

Justo ahora estoy acostada en el mueble mirando el techo mientras llevo una uva a mi boca. Hoy nadie me ha molestado y eso es para tener miedo, pero como mi vida ha estado girando de un curso a otro y no he tomado un buen descanso, eso hago ahora, descansar.

El sonido de pisadas en las escaleras me hace girar el rostro y justo en ese momento Inuyasha pisa el último escalón. Su mirada pasea el lugar antes de posarla en mi. Suspira y se acerca, se sienta frente a mi, pero lo único que hago es tomar otra uva y ubicarla en mis labios.

—Kagome—me llama, pero yo termino esa uva y tomo otra pasando de él por completo—no sé porque no me hablas, pero creo que debemos parar la ley del hielo—termino la uva y me incorporo quedando sentada con los pies encima del mueble.

—¿Perdón?—él eleva una ceja mirándome y bajo la mirada. Ruedo los ojos mientras abotono mi camisa que tenía varios botones menos.

—Mira, me disculpo si hice algo que te ofendió ¿bien? Ella y yo... Tenemos historia, fuimos por mucho tiempo pareja, pero ya le dejé en claro que no debe seguir con todo ese escándalo y lo entendió. Pensé que las cosas entre tú y yo estaban mejorando, que por lo menos podíamos ya tener una conversación decente, pero ahora ni nos dirigimos la mirada, no se que creer—bajo los pies del mueble porque Inuyasha parece un poco serio sobre el asunto, lo mínimo que puedo hacer es eso, poner un poco de seriedad.

—Tú fuiste el que se puso extraño dejando de hablarme por completo—argumento con tranquilidad.

—Porque cada vez que te hablaba respondías con monosílabos, eso cansa, molesta e irrita bastante—bueno, en eso tiene la razón.

Después de la conversación con Sesshomaru donde dijo que quizás mis sentimientos por Inuyasha no habían muerto estuve en mi pequeña crisis existencial donde no quería tenerlo cerca, pero él parecía un chicle y se me pegaba y aparecía por todos lados. Así que opte por contestar a todo de esa manera, sabía que tarde o temprano no estaría siendo una molestia queriendo acercase a mi. Y funcionó, porque... ¿qué persona le gusta que le respondan así? Porque a mi me responden de esa manera y mando a la mierda de inmediato al usuario de ese monosílabo hacia mi.

—En esa parte tienes razón, no debí responderte de esa manera, disculpa—él me sonríe.

—¿Estamos bien?—me pasa su mano y la estrecho.

—Por ahora—unos gritos se escuchan y me levanto de inmediato. Veo a Kikyo llegar como poseía y las mejillas rojas. Pero para ninguno de los dos pasa desapercibido el enorme chupón que lleva en el cuello y del cual no parece consciente.

Cuando abro la boca para hablar aparece Naraku con el cabello alborotado y una sonrisa en los labios. Kikyo le da una mirada asesina y él simplemente disfruta riéndose un poco de ella. Inuyasha y yo solo intercambiamos mirada sabiendo que esos dos estaban santificando alguna parte de mi casa.

—Kagome—murnura Kikyo—que bueno que te encuentro. Sango quiere que vayas a su casa, al parecer sucedió algo y...

Deja de hablar cuando Naraku se acerca más a ella, gira el rotro y sus mejillas ya se han calmado un poco y no están tan rojas.

Alocado Matrimonio Место, где живут истории. Откройте их для себя