Capítulo 39: Verdades amargas

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Con una sonrisa miro el cielo nublado para luego bajar la vista hasta Inuyasha quien juega golpeando a sus amigos. Ella se posa a mi lado con una sonrisa, siempre parece tan alegre que me pregunto si alguna vez se enoja. Sus ojos curiosos miran a donde mi vista se dirige.

Inuyasha me observa y me regala una sonrisa que me hace apretar mis manos dentro de los bolsillos del abrigo enorme que llevo. El día esta frio e Inuyasha me trajo unos de sus abrigos para que me cubra, según él, estos son mejores que los míos.

—¿Te gusta Inuyasha?—giro hacia ella con las mejillas sonrojadas y no por el frio. La sonrisa no deja sus labios aun haciendo la pregunta a la que tanto le temo.

—Yo

—Te gusta Inuyasha, eso es tan obvio Kagome—bajo la cabeza sintiendo mis mejillas arder.

—No me gusta, solo es mi mejor amigo—aseguro apretando mis labios.

—¿Segura?—levanto la mirada y ella parece realmente curiosa de mi respuesta.

—Bueno yo te lo confesaré, eres la primera en saberlo—casi infarto cuando giro e Inuyasha se encuentra observándome con sus preciosos ojos puestos en mi—¡Inuyasha!—chillo asustada y él ríe—no me asustes de esa manera, me has dado un susto de muerte—toco mi pecho y él no detiene su risa—te odio—murmuro resguardándome en su abrigo. Su risa se apaga y me mira.

—No me puedes odiar porque tú me adoras—besa mi mejilla de manera escandalosa haciendo que sus amigos lo abucheen.

—Sigue soñando—él me mira fijamente.

—Di que me adoras Kag, o te lo sacare a la fuerza—levanta las manos y sé que me hará cosquillas.

—Bien, te adoro Inu—murmuro con las mejillas encendidas.

—Eso está mucho mejor—me hace besar su mejilla, la sonrisa que tiene en el rostro me encanta.

—Ustedes hacen linda pareja—ambos giramos el rostro en otra dirección a la mención de esas palabras.

—Solo somos mejores amigos—responde Inuyasha y camina lejos.

—Él me gusta—susurro bajito, pero ella lo escucha porque abre los ojos, los míos se llenan de lágrimas—él me encanta y no sé qué hacer—me regala una tierna sonrisa.

—Yo te ayudaré Kagome, confía en mi—la abrazo cuando veo otra chica darle una carta a Inuyasha. Si, él me gusta mucho.

Kagura sujeta mi mano cuando la vuelvo a levantar y Yura mantiene las manos en la mejilla que golpee. No me arrepiento, porque siento en enojo tan latente en todo mi cuerpo, solo quiero golpearla porque fue a ella a quien le di mi confianza, fue la primera a la que dije la verdad que temía tanto.

Así que cuando Bankotsu mencionó que ella tuvo que ver en todo este enredo, cuando me confesó que pasó, solo pude ver su sonrisa y a mi hablando de Inuyasha como tonta pensando que tenía una amiga, no una enemiga cerca. Así que cuando la golpee fue Kagura quien se me plantó para defender a su hermana de mí, le tengo aprecio a Kagura, pero este enredo es entre Yura y yo.

—¿Por qué le pegas?—pregunta Kagura y parece una fiera, bien, ya somos dos.

—¡Porque es una maldita arpía, eso es lo que es!—grito furiosa. Inuyasha me sigue sujetando con miedo a que me lance sobre ella nuevamente.

—Yo no

Ella se echa a llorar, pero sus malditas lagrimas ya no me causan nada, ella fue la que armó todo este enredo solo porque le gustaba Inuyasha. Tan solo por eso actuó como una maniática, pensando que con el tiempo él la amaría, debe estar loca.

Alocado Matrimonio Where stories live. Discover now