CAPÍTULO: 45

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(Os recomiendo leer el capítulo con la canción de fondo. Ojalá os guste mucho, disfrutadlo, con calma ❤)



LUKÁS

Nunca antes expresarme con palabras me había resultado tan complicado. Al igual que, nunca, jamás, ni en lo más recóndito de mis pesadillas, había hecho frente al abismo que se siente al mirar cara a cara al dolor. A la desesperanza. Al más profundo desconcierto.

Contemplar sus ojos, empañados por las lágrimas, en su rostro, cubierto por la escalofriante incertidumbre de una hija que anhela el calor de la mano de su madre. La estaca que se ha clavado en lo más hondo de mis entrañas, he terminado por atravesarme por completo justo en el instante en que mis ojos se encontraron con los suyos, encima de aquella vieja azotea, sumergiéndonos en un futuro incierto del que, por mucho tiempo de entrenamiento que le dediques, nunca acabas de estar preparado.

El estado de América es critico, y Lola lo sabe. Aunque, también Bruno, quien nos ha dejado solos en la habitación hará más de media hora, dejando a su paso el eco de un enorme portazo retumbando en las paredes de la habitación 208. El eco, y una inmensa nube de rabia e impotencia ciñéndose sobre nosotros. Para los dos hermanos mellizos, su mayor contrincante, ha sido el tiempo. El tiempo que él pudo disfrutar con la mujer del pelo de fuego, y no lo hizo. Para ella, la inevitable culpa por recriminarse el tiempo que no ha permanecido estado a su lado, olvidando la necesidad por sentirse libre de sus cadenas.

Si me hubiesen preguntado con anterioridad, cómo me hubiese gustado conocer al hermano de la chica que ocupa cada uno de mis pensamientos, ni por asomo se me hubiese ocurrido una situación así. Seguramente, diría que en una calurosa tarde de primavera, después de pasar todo un día con Lola, o en una cena nada informal, comiendo hamburguesas y, de fondo, una de esas películas de comedia Americana que, de tantas veces que han proyectado en la televisión, ya no te hacen reír.

Cualquier cosa, menos aquí. En un hospital, uno de los lugares más fríos y temidos por el ser humano. Recuerdos de mi estancia aquí, días después del accidente, acuden irremediablemente a mi memoria, sintiendo un intenso espasmo que sacude mi espina dorsal de arriba a abajo. Me siento extraño, tanto, que me veo en la inmune necesidad de recorrer el brazo de Lola con la yema de los dedos hasta entrelazar su mano con la mía. Segundos después, ella besa el dorso de mi piel, dejando un surco húmedo y salado sobre la misma.

Abrazar su tembloroso cuerpo entre mis brazos, con nuestros pies alzándonos sobre la enorme ciudad, ha sido fruto de un primer impulso. Un acto reflejo cuyo poder, dentro del inerte residuo de esperanza que su corazón pudiese albergar, todavía lograra recomponer los pedacitos de una Lola hecha añicos. Ese es mi mayor dolor. Pero no puedo aparcar a un lado la puñalada que encoge mi corazón al ser consciente de que América, mi confidente desde mi marcha a Viena aquel cálido verano, no resplandece con tanta intensidad esta noche.

El cuerpo de la muchacha pelinegra se inclina hacia delante, arropando la cintura de su madre con su respiración entrecortada, su aroma a lima y los brazos en forma de cruz. Abrazo a Lola, una vez más, recogiendo los pedazos de alma que brotan de ella.

Como ya ha dicho, nunca antes expresarme con palabras me había resultado tan complicado. Pero puedo asegurar que nunca, jamás, ni en el más bello de los lienzos, he vislumbrado con tanta claridad dos almas de colores tan idénticos.

Aguanta, América.





Estoy casi convencida de que no me esperábais hoy por aquí. ¡SORPRESA! Os traigo un capítulo muy corto, lo sé, puede que sea el último o penúltimo de los capítulos cortos de Oxitocina. Pero creo que ha sido uno de los que más veces he escrito y releído. Ojalá os guste mucho ❤

Empiezan las curvas vertiginosas, ha llegado el momento de volar ✨

Os recuerdo la cuenta de Instagram donde subo contenido exclusivo de la novela y que, si os apetece, podéis seguir: oxitocina_wattpad

Nos leemos, bonicos míos. Cuidaros mucho, por favor ❤

OXITOCINA (EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora