CAPÍTULO: 17

311 65 216
                                    

LUKÁS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

LUKÁS

-De acuerdo. Si, lo entiendo -confirmo vía telefónica. Es la segunda compañía teatral que rechaza mi solicitud de trabajo en esta mañana-. Muchas gracias por su atención. Hasta pronto.

Resignado, ocupo de nuevo mi lugar en el escritorio frente al ordenador, donde he pasado gran parte de mi comienzo del día, esperanzado por poder avanzar en mi novela. Una idea a la que le di vida hace varias noches, durante un sueño, un chasquido. Pero, por lo visto, la conocida inspiración tampoco juega hoy en mi bando. Un nuevo día más en blanco se suma a la infinita lista de horas perdidas delante de la pantalla. Me encuentro exhausto, desconcertado. Intento comprender a qué se debe mi bloqueo creativo, buscar una solución para acabar con él, con esta ansiedad de querer crear y no poder.

Abatido, desalojo la mesa del escritorio y guardo mi ordenador portátil en su funda para luego depositarlo encima de la colcha oscura que recubre mi cama. Lo hago a un lado y me siento sobre la misma, dejando descansar la espalda ligeramente sobre el cabecero de la cama, recogiendo las piernas hasta colocar las rodillas flexionadas cerca de mi pecho. Leer un poco siempre me ayuda a desconectar, así que, palpando el mueble de mi mesilla de noche con la yema de mis dedos, alcanzo mi BrainBook. Mi especie de salvavidas.

El BrainBook se trata de un dispositivo, el cual, almacena un conjunto limitado de lecturas que, previamente, descargas desde tu ordenador y envías al sistema. En el lateral, dispone de una serie de botones que permiten regular la velocidad de la lectura, la cual se interpreta en braille, por medio de una celda en la parte superior del mismo. Es tan sencillo como, una vez regulada la velocidad, colocar el dedo sobre la celda y pasan las letras automáticamente, dando comienzo a la lectura. Me resulta muy sencillo de utilizar y le encuentro muchas ventajas. Puedo disfrutar leyendo en cualquier sitio, como medios de transporte públicos, y no necesita acceso a la red, al igual que si de un libro en papel se tratase. Hoy no me encuentro con muchas fuerzas, por lo que decido conectar los auriculares a la entrada del dispositivo y, así, escuchar la lectura como en un audio libro.

Obtuve este dispositivo al tiempo de recibir el alta en el hospital. Tras el accidente, una empresa española se lo hizo llegar a mi madre gracias a una serie de contactos. Ella siempre ha sido conocedora de mi gran afán lector y asumí que, a pesar de perder parte de mi visión, aprendería el lenguaje braille para seguir disfrutando de una de mis pasiones: la lectura.

Presiono el botón de play e inicio la interpretación del archivo que contiene la obra de La sombra del viento de Carlos Ruíz Zafón.

Tiene que ser algo mágico. Poder dar vida a tus propias creaciones y ser consciente de la satisfacción que produce en las personas al leerlas. Ser capaz de despertar emociones en miles de personas. O en una sola, no importa. La cuestión es que tienes el poder entre tus manos de forjar aquello que invade tu mente y proporcionarle luz. Vida. Emoción. Solo de pensarlo un torbellino de sensaciones se abre paso en mi estómago, dejando después una sensación amarga de vacío al recordar mi falta de creatividad durante estos días.

Y bueno, por no mencionar los dos fracasos consecutivos en mí intento de posicionarme dentro del mundo laboral.

Sobrepasando el sonido de la voz metálica que narra en mis oídos, percibo como alguien llama con insistencia a la puerta del piso. Casi de forma automática, la imagen de Lola detrás de la robusta puerta de conglomerado, altera cada uno de mis sentidos. Todos ellos.

Dejando sobre la mesilla de noche el BrainBook y haciéndome con mis gafas de cristales oscuros y mi bastón de color verde, me levanto despacio de la cama. Conozco a la perfección el camino hasta la puerta y los obstáculos que presenta, pero prefiero confiar más en él a partir de ahora. Al instante, escucho nuevos golpes en la entrada. Sea quien sea, está impaciente. Desbloqueo el cerrojo de la parte superior y abro la puerta. Reconozco la voz de Samuel en cuanto capto el olor de su colonia. Le oigo hablar y una inmensa ilusión recorre mi cuerpo al reencontrarme con mi antiguo compañero de residencia de hace dos años. No he sido consciente de lo mucho que podía extrañar su deje andaluz. Hasta ahora.

-El famoso Lukás Gruber está de vuelta en la ciudad y su pobre amigo y antiguo compañero de piso, tiene que enterarse gracias a terceros -explica Samuel fingiendo cierto tono de indignación en su voz-. Me siento utilizado. Pensaba que lo nuestro era distinto, Lukás.

Suelto una sonora carcajada ante sus palabras, lo que me ayuda a reconstruir la última imagen de mi amigo en mi memoria a la vez que nos unimos en un fuerte abrazo. Samuel es un año más joven que yo, más o menos de la misma estatura y tiene unos expresivos ojos verdes. Recuerdo que llevaba la cabeza rapada, siempre oculta bajo un gorro de lana, y un piercing en forma de aro en su labio inferior, justo al lado de una pequeña cicatriz. Soñaba con ser actor y, por lo que pude comprobar, era realmente bueno.

Samuel me golpea tres firmes palmadas sobre mi espalda. Mi bastón cae al suelo pero, antes de que pueda agacharme a recogerlo ayudándome por la dirección del sonido del impacto contra las baldosas, Samuel se adelanta a mi movimiento y lo captura con más rapidez que yo. Imagino la extraña expresión que se forma en su rostro cuando, gestualmente, le invito a pasar al interior del alojamiento. Una vez que lo hace, cierro la puerta tras de mí, sabiendo que hay mucho de lo que ponernos al día. Mi amigo me tiende de nuevo el bastón e imagino una sincera sonrisa por su parte.

Samuel levanta ante mi rostro una fina bolsa, cuyo olor a plástico logra atravesar mis fosas nasales. Mi antiguo compañero la agita con fuerza, emitiendo un tintineante e inconfundible sonido de varias botellas de cristal en su interior. Algo me dice que Samuel también es consciente de nuestra pendiente conversación.

-Traigo cervezas de sobra.














¡Hola a todos! Espero que estéis todos bien. ¡Os traigo un nuevo capítulo! Sé que este capítulo no trae mucha emoción en él, pero es importante para los próximos. Ha aparecido un personaje nuevo, Samuel. ¿Qué impresión os da?

Prometo que los capítulos siguientes vienen cargados de más emociones. Este es un poco como una transición, de todos modos, espero que os guste mucho ❤

¡Ya sabéis! ¡Votad y comentadme qué os está pareciendo la historia hasta este punto! Me hace siempre muy muy muy feliz leeros, de verdad. Sois geniales.

Cuidaros mucho, bonicos. Un beso muuuuuuy fuerte ❤💕

María.

María

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
OXITOCINA (EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora