¿Y si..?

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Ross POV:

Sonó el despertador y me quedé remoloneando cinco minutos más y luego bajé a la cocina aún somnoliento y en pijama. Aún en mi propia casa me encontraba algo desorientado. Encendí la cafetera para hacer café y subí de nuevo a la planta de arriba para cambiarme. Tara y Adam aún dormían, mi padre ya se habría ido a trabajar y podía escuchar el sonido de la ducha que indicaba que mi madre ya estaba levantada. De vuelta a mi habitación no pude evitar pasar al cuarto de Laia. Estaba todo en penumbra y Laia estaba profundamente dormida. La contemplé dormir, hábito que había comenzado en el hospital cuando me quedé con ella. Me pregunté una vez más qué estaba pasando. Sacudí la cabeza con resignación. Aún quería hablar con ella de muchas cosas. Del accidente, de lo que pasó en mi coche, de Dayan, de su relación con su mejor amiga. Quería saber qué colores le gustaban más y qué música era su preferida. Quería conocer a su familia, quería saber de memoria sus gestos, sus manías y sus sonrisas. Quería vivir miles de momentos con ella. Sin embargo salí de la habitación en completo silencio y fui hacia la mía. De momento me tocaba esperar y ser paciente. No tener miedo, no tener prisa. Sonreí. A veces estaba bien tomarse el tiempo debido para cada cosa. Estaba muy muy bien. 

Laia POV:

Cuando me levanté me sentí totalmente desorientada durante unos cinco segundos que se sintieron horrible. Poco a poco mis ojos se fueron acostumbrando a la poca luz de la habitación y fui reconociendo la habitación de invitados de la casa de Ross. Me volví a dejar caer en la cama con un resoplido recordando los hechos del día anterior.  Mi vida apestaba. Ahuyenté esos pensamientos de mi mente y miré el móvil. Las nueve y media. Estaba claro que hoy no podía ir al instituto y la casa parecía silenciosa. Decidí vestirme y bajar para comprobar si había alguien. Bajé despacio y con cuidado y me encontré una nota en la encimera de la cocina que me avisaba de que volvería sobre las once y que tuviese cuidado. Suspiré y preparé el desayuno cuando mi móvil comenzó a sonar.

—¿Sí?— pregunté hechando cereales en un bol

—¿Laia?—

Dejé la caja de cereales en la mesa bruscamente.

—¿Ethan?—

Aquello me había pillado desprevenida.

—Si, yo... — noté el nerviosismo en su voz y eso me hizo ponerme nerviosa a mí. — Me gustaría hablar contigo sobre lo del otro día.. Para disculparme y me preguntaba si estabas en el instituto—

Quería disculparse. Bien, fue malditamente raro dejarme tirada en el centro comercial y luego llamarme enfadado pero supuse que se merecía una oportunidad para disculparse ¿no? 

Suspiré. No me apetecía nada quedar con él. Había sido agradable al principio, pero luego... recordé el accidente de nuevo. 

—¿Laia?— su voz tembló destilando nerviosismo y devolviéndome a la realidad. 

Me le imaginé en un pasillo del insituto solo, muriéndose de los nervios por mi respuesta. 

—Ehhh... no estoy en el instituto. Verás... es una historia larga, pero... supongo que podemos quedar emmm ¿más adelante?—

— Yo... lo siento, de verdad, quiero hablar esto en persona, creo que te debo una explicación.—

— Sí, bueno... ahora mismo la verdad es que no voy a pasarme por el instituto en una temporada—

Pude sentir su desconcierto desde el otro lado del teléfono. 

— Vale ehh, pues ¿me llamarás?—

Respondí sin pensármelo. Solo quería cortar la llamada.

—Claro. Te llamaré cuando vuelva al isntituto—

El ladrón de mi diario.Where stories live. Discover now