¿Olvido?

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Laia POV:

Iba a salir del hospital, por fin y no tenía noticias de Ross desde el lunes. No me había atrevido a llamarlo. A veces por miedo a molestar, otras por orgullo, pero no me había atrevido. ¿Tenía que avisarle de que me iba del hospital? Él parecía que no iba a volver, así que suponía que ya me llamaría cuando quisiese saber de mi, si es que quería saber algo.

Suspiré meditando todo eso en mi cabeza y me puse los vaqueros que me había dejado la enfermera. Por alguna razón me quedaban perfectos. La camiseta ya era otra cosa. Las mangas me cubrían casi la mano entera. Suspiré de nuevo y empecé a meter mis escasas pertenencias en mi bolso y me sorprendí  otra vez de que hubiese sobrevivido. En unos minutos ya tenía todo preparado. Mi mente divagó a la habitación de al lado. Solo pensar en aquella niña me ponía triste. Me senté en la cama mirando mis pulseras en mi brazo y separándolas con los dedos. Saqué mi diario otra vez y por primera vez desde que escribo diarios arranqué una página. La arranqué y la rellené de palabras y por supuesto un dibujo. La pagina arrancada y las palabras perdidas eran para Dayan. Para decirle que no estaba sola y que podía contar conmigo para lo que fuese. Incluso puse mi numero de teléfono. Me resultaba raro querer comprometerme tanto con aquella niña, pero simplemente me salió del alma.

Salir del hospital se complicó un poco más de lo normal porque al parecer al ser menor de edad alguien tenía que venir a recogerme. Pensé en Ross de nuevo. No podía quitármelo de la cabeza, pero finalmente convencí a las enfermeras de que me dejasen coger un taxi. Llegar a casa fue como llegar al paraíso. Me invadió una enorme sensación de alivio, tan grande que me puse de buen humor. Todo era familiar para mi y por fin podía estar completamente a mi aire. A veces era agradable estar sola. Subí a mi cuarto y dejé las cosas. Por fin una ducha en condiciones. Dejé correr el agua y me metí dentro. Mis pensamientos seguían vagando por mi mente. Decidí mirar el cuadro desde otra perspectiva. Echaba de menos a Ross porque me había gustado que estuviese conmigo durante el primer día del hospital. Se había portado realmente bien, y ahora que parecía haberse olvidado de mi me resultaba extraño, cuando en realidad lo extraño había sido que se comportase tan bien. Lo comprendí poco a poco, en realidad Ross no tenía que preocuparse tanto por mi, ni estar conmigo a todas horas. Había dicho que iba a volver, pero seguramente lo había dicho por decir y yo lo había tomado al pie de la letra. Echaba de menos también a Evelyn y a Gabriel, pero dada la situación era mejor esperar a mañana para hablar con ellos, porque estaba decidida a solucionar lo que había pasado. Nuestra amistad era más fuerte que eso ¿no? Salí de la ducha con una agradable sensación de frescor y me puse un pijama limpio y calentito. Me sequé el pelo y desconecté el móvil. Tocaba desconectarse del mundo por una noche. Me acomodé en el sofá con un vaso de leche con cola cao súper calentito y encendí la tele. Nada mejor que un maratón de episodios grabados de teenwolf para despejar la mente cien por cien.

Ross POV:

Miércoles por la tarde.No veía a Laia desde el lunes prácticamente. Había estado evitando volver al hospital casi tanto como evitar a Evelyn y a Gabriel, aunque el encuentro fue irremediable. Primero me encontró con Eveylyn, ella no me vió pero decidí que ya era hora de hacer algo. Me acerqué a ella.

—Hola— le dije— ¿Qué tal estás?

Ella levantó la cabeza lentamente y me miró sorprendida, por un momento temí que no se acordase de mi nombre, al fin y al cabo la conocía desde hace muy poco.

—Ross— suspiré de alivio— Me siento fatal. No se que he hecho. Laia... no me he atrevido a llamarla hasta hoy y no me coje el teléfono. Estoy desesperada. No me puedo creer que haya tenido un accidente— casi se le saltan las lágrimas asi que decidí intervenir.

—No te preocupes, ¿te parece bien si buscamos a Gabriel y os lo explico todo?— Ella asintió toda emocional con una mirada de culpa en sus ojos. Parecía que hacer las paces con Laia no le iba a costar.

Reuní a los dos mejores amigos de Laia, les hice sentarse en un banco y empecé a hablar como si me fuera la vida en ello. Les expliqué todo más o menos, desde que Laia había acabado siendo abandonada con Ethan hasta que acabamos en el hospital. Algunas cosas, por supuesto me las guardé para mi, como que Laia y yo... bueno, no sabía como definirlo, pero nosotros... en fin ¿había pasado algo? No lo tenía claro ni yo así que mucho menos para explicarles a ellos por qué había pasado la noche en el hospital y por qué había pasado lo que había pasado. Les dije que me sentía mal porque seguramente Laia todavía seguiría en el hospital y todavía no había vuelto.

Gabriel me fulminó con la mirada de arriba a abajo, él sabía que había cosas que no había contado. Finalmente suspiró.

—Ross, te odio mucho por no haberme contado lo del accidente antes. Ahora exijo ver a Laia, me siento como un imbécil total por no haberla ni si quiera llamado en todo este tiempo. Soy idiota. No me puedo creer que tú que apenas la conoces hayas estado con ella en estos momentos mientras que yo haya estado pensando como un inmaduro y no la haya llamado si quiera por no saber que decir— Gabriel suspiró frotandose los ojos y me sorprendí por su sinceridad.

—Bien, ella debe de seguir en el hospital. Sólo dejarme ir para explicarle que he hablado con vosotros. En realidad yo también siento que la he abandonado, que la he dejado sola.— confesé avergonzado con un susurro.

—Chicos— intervino Evelyn, que habia permanecido callada hasta ahora,— No teneís que culparos de haberla abandonado, porque en realidad la que la ha abandonado he sido yo. Soy su mejor amiga y despues de haberle hechado en cara todo lo que le dije... cuando en realidad sé que no llevo razón, es solo que me sentía así desde hace mucho tiempo y se juntaron muchas cosas— le hechó un vistazo a Gabriel que no se enteró ya que estaba con la cabeza agachada— Y bueno, sé que debería haberme disculpado, no os imaginais lo mal que me siento, sin emgargo no es nada fácil. No se que decirle, le dije como me sentía aunque la responsabilizé a ella. Yo...— Cogió aire y suspiró pesadamente.

Se hizo un silencio incómodo, cada uno reflexionando sobre las palabras de Evelyn. Decidí que era hora de marcharme.

—En ese caso iré a hablar con ella. Le diré que todo va a ir bien y que vais a solucionar las cosas. Eso la animará mucho—

Gabriel protestó. Él quería ir en persona a verla en ese mismo momento, pero finalmente Evelyn le convenció diciendole que quizá ella no le quisiese ver a él todavía, que era mejor que yo allanase el terreno. Los tres sabíamos que aquello no era verdad, sin embargo Gabriel se resignó en silencio y me miró huraño. Parece que el buen rollo que había entre nosotros había desaparecido. Ya decía yo que habíamos congeniado demasiado deprisa. Suspiré y me despedí de ellos camino al hospital. Me esperaba una sorpresa, aunque eso yo no lo sabía.

El ladrón de mi diario.Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt