Viernes

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Salí de casa corriendo y alisándome la falda. En una mano llevaba un bollo y en la otra la bandolera del instituto. Tenía que bajar una manzana para cojer el autobús a tiempo o me perdería la primera hora. Hacía frío pero me había puesto una falda porque mis vaqueros habían desaparecido esta mañana magicamente de mi habitación. Llevaba la chaqueta de Ross en la bandolera para devolvérsela pero no era cuestión de ponérmela ahora. Suspiré y corrí más rápido. Llevaba unas botas bajas que no me había dado tiempo a abrochar del todo y tampoco podía acelerar. El viento me daba en la cara y me acabé de despertar. Para cuando llegué a la parada el autobús ya se había ido. Miré el reloj. Tan sólo llegaba 3 minutos tarde. Resoplé con resignación y cogí la chaqueta de Ross. Me la puse y la abroché. Ross no tenía por que enterarse y era una tontería pasar frío teniendo algo de abrigo a mano ¿no? Abrí el bollito y le di un mordisco. No me había dado tiempo a desayunar porque me había quedado dormida. Tampoco me extraña con lo cansada que estaba ayer cuando llegué a casa. Cogí la bolsa que había dejado en el suelo y empecé a andar hacia el instituto.

- Bonita chaqueta-

Me giré con un vuelco al corazón para ver a Ross en su viejo coche sonriendo burlón. Me salió una sonrisa sola y me acerqué.

- Buenos días a ti también- le dije irónicamente.

- Buenos días Laia- me contestó- Vas a llegar tarde así que sube antes de que me hagas llegar tarde a mi también-.

Puse los ojos en blanco y subí al coche mientras él subía de nuevo la ventanilla.

Ross tenía la calefacción puesta y tras dejar mi bolsa en el suelo acerqué mis manos todo lo que pude al calor.

- ¿Como es que has pasado por aquí?- le pregunté

- Mi madre me ha sugerido amablemente que viniese a recogerte para agradecerte de nuevo lo de ayer. Al parecer el evento fue muy bien y creen que ha sido gracias a ti-

- Vaya- estaba sorprendida- tu madre es muy considerada. Dile que no ha sido nada y que puedo ir cuando me necesite-

- Ya me toca hacer de mensajero- se quejó Ross

- No seas quejica- me reí- No me puedo creer que ayer me quedase dormida, ni si quiera me pude despedir de tus padres. Por cierto ¿como supiste donde vivía?-

- Intuición- le miré escéptica y el rodó los ojos- Mi madre me dió indicaciones-

Yo asentí y revolví mi bolsa en busca de mi desayuno a medio acabar.

- ¿Que es eso? - preguntó Ross

- Un bollo de chocolate. No me digas ahora que no eche migas en tu preciado coche-

- El coche da igual- dijo- Dame un bocado-

- Siento que los chicos como tu pueden comer todo lo que quieran sin engordar- dije mientras le acercaba el bollo a la boca.

Ross le dió un mordisco sin apartar la mirada de la carretera. Había demasiada familiaridad entre nosotros pero no resultaba raro. Al menos no mucho. Ross parecía estar cómodo con cualquier situación.

Masticó mientras paraba en un semáforo y yo me acabé el bollo.

- ¿Sólo has desayunado eso?- me preguntó

-Si-

- ¡Tienes que comer bien!- exclamó girándose hacia mi - y ponerte el cinturón- Pasó su brazo sobre mi y alcanzó mi cinturón. La mitad de su cuerpo estaba encima mía. Me entró la risa

- ¡Ross! No hace falta que te pongas en modo superprotector-

- ¡No es modo superprotector!- se defendió él- Simplemente quiero que lleves el cinturón de seguridad que para algo está-

El ladrón de mi diario.Where stories live. Discover now