Mi mundo.

132 7 21
                                    

 Laia POV:

En el teatro siempre me sentía mucho más segura y mis problemas parecían quedarse en la puerta, sin embargo aquel día me encontré mirando ansiosa por toda la sala en busca de Ross.

Teníamos ensayo de la obra, mi parte favorita del día, pero no me había quitado de la cabeza lo que había pasado en el campo de béisbol. La señora Kass me mandó subir a la zona de luces y sonido para darle un cuadernillo con indicaciones a Max, pero mi mente solo podía darle vueltas una y otra vez a lo que había pasado. Le había divisado en el entrenamiento y estaba feliz con sus compañeros. Luego había llegado Ethan y había dejado de prestar atención mientras me hablaba incansablemente de sus películas favoritas y de cine. Las chicas tampoco habían visto nada que les llamase la atención, ninguna pelea ni ningún conflicto que incluyese a Ross o me hubiesen avisado. ¿Qué narices había pasado entonces?

Negué con la cabeza abrumada frente al puesto de Max que me miraba con atención. Justo como si me hubiese dicho algo y esperase mi contestación.

-¿Qué?- contesté con un parpadeo saliendo de mis pensamientos.

Max rodó los ojos con una sonrisilla y me pregunté qué aspecto debía de tener vestida como Julieta en mitad de un montón de cables. Habíamos empezado a practicar con un vestuario provisional reciclado de otra obra para poder acostumbrarnos a él. A mi no se me hacía especialmente difícil lidiar con la larga falda o la cintura ajustada.

-Sólo había dicho que te queda muy bien el vestido-

Sentí que me ruborizada.

-Emm gracias- contesté poniendo un mechón de pelo tras mi oreja nerviosamente.

-¿Qué te trae por las alturas del teatro?- me preguntó Max subiéndose las gafas y sonriéndome amablemente.

-Ahh si- extendí el cuadernillo que me había dado la señora Kass- te traigo algunas notas.

Él lo tomó exasperado y lo ojeó rápidamente cómo preguntándose por qué un cuadernillo entero para la luz y el sonido.

En otra ocasión me hubiese quedado hablando con Max acerca de lo nerviosa que se ponía la señora Kass con cada mínimo detalle y él me hubiese enseñado a mover el foco y a hacer efectos de sonido, pero me despedí rápidamente y bajé los escalones apresurada.

Iba a empezar el ensayo y Ross debía de haber llegado. La señora Kass nos había mandado repasar la escena de la muerte de los protagonistas. La más importante y la que daba culmen a la historia de amor. En otras palabras, la escena más difícil de todas. Había sido el primer fragmento que habíamos tenido que memorizar al completo y el que por fin íbamos a poder ensayar sin tener el guión delante. Había un beso en esa escena lo que hacía que se me electrizase el corazón.

En cuanto posé un pie en el teatro la señora Kass me agarró del brazo dándome un montón de indicaciones que apenas pude procesar y me arrastró hasta el escenario, donde me instó a tumbarme en el lecho de muerte que usaríamos en la obra, pese a que no estaba adornado ni nada. Me tumbé alzando la cabeza y un foco me iluminó haciéndome entrecerrar los ojos. Miré al pequeño público formado por el resto de actores y me pareció que había más gente de lo habitual. Vestuario y decorados pululaban por la parte de atrás del escenario y por los laterales.

La profesora cogió el megáfono y lo encendió con un pequeño pitido.

-¡Silencio!-  sonó demasiado alto. -Laia túmbate y cierra los ojos- me quedé allí pasmada- ¡Vamos! El resto, silencio absoluto. Max atento de la música y las luces.-

Me tumbé con las manos en mi regazo y cerré los ojos.

-¡Acción!-

La  música empezó a sonar y yo traté de relajarme. Se suponía que estaba muerta pero no tenía que ser un bloque de piedra tampoco. Relajé los hombros y traté de que mis párpados se quedasen cerrados.

El ladrón de mi diario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora