Entre miradas y sonrisas.

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Laia POV:

Me miré en el espejo una vez más. Había conseguido que el pelo se mantuviese en su sitio y las largas ondas no parecían demasiado revueltas. Llevaba unos vaqueros altos y un jersey negro que me dejaba un hombro al aire. Cómodo, pero me quedaba bien. Por alguna razón me apetecía sentirme guapa, o mona al menos. Volvía al instituto de nuevo y esperaba no tener que dejarlo. Agarré la mochila que pesaba bastante y las llaves de casa para cerrar. Mi madre volvería al día siguiente, así que estaba sola en casa. Cerré la puerta asegurándome de que todo estaba cerrado y andé hasta la parada de autobús. Ross se había ofrecido el día anterior a llevarme, pero había preferido volver a la rutina. Él había hecho una pequeña mueca cuando le había dicho que no y luego había murmurando algo sobre la mujer independiente que era y yo no había podido hacer otra cosa que reír. El autobús llegó y el señor conductor me saludó. Me conocía desde que había empezado el instituto ya que durante todos esos años había ido en autobús. Me senté en un asiento del medio y puse la mochila al lado para dejar claro que necesitaba espacio. Tenía ganas de ver a Evelyn y hablar con ella de todo, aunque sobretodo de Ross. Por otra parte aún me sentía mal por haberle mentido a Gabriel, pero estaba segura de que no lo entendería.

Llegué a la puerta y me sumí en la marea de estudiantes de camino a mi taquilla. La primera en acercarse fue Cloe que me abrazó tiernamente y quiso saber todo sobre el estado de mi pierna y sobre como me encontraba. Empezamos a andar hacia nuestra primera clase cuando detecté a Ross más alante en el pasillo.Era como si tuviese un radar, dije por dentro entre molesta y avergonzada.

-Cloe, tu amas a Cameron ¿Verdad?-

Ella me miró algo sorprendida por la pregunta y luego asintió con un brillo especial en la mirada.

-¿Y cómo supiste que él era el adecuado?- pregunté con un suspiro.

-Oh bueno, al principio no lo supe. Eso que dicen en las novelas de amor a primera vista no suele suceder en la vida real. Al principio aunque le conocía no me interesé en él. Luego empecé a conocerle y pequeños detalles se fueron quedando impregnados en mi. Su forma de sonreir, su manera de apretar los labios cuando está concentrado, pero sobretodo como actua. Me gusta que sea tan seguro de sí mismo. Me gusta que sea amable y despreocupado. Sobretodo me di cuenta de que le amaba cuando descubrí sus defectos y decidí que me gustaban también y no me importaban. Cuando desenterré su pasado y lo acepté y cuando le dejé entrar a mi corazón estuve segura de que era él. Por supuesto todo esto tiene que ser mutuo -se apresuró a decirme mientras me echaba una miradilla de reojo y se sonrojaba.

Yo asentí.

-Gracias, espero poder aclararme un poco ahora, es solo... que parece complicado- sonreí como apenada.

-Lo es, el amor es complicado, pero merece la pena amar, sobretodo si es a la persona que también te ama a ti- me dijo mientras ambas veíamos llegar a Cameron con su mochila al hombro. Llegó a nuestra altura y le dio un suave beso a Cloe en los labios al mismo tiempo que le rodeaba los hombros con su brazo. Se me escapó un pequeño suspiro cuando marcharon a su clase sonriéndose el uno al otro y rebosando felicidad.

Finalmente pasé a mi clase de inglés y me senté en el único asiento libre que quedaba justo cuando el profesor cerraba la puerta y comenzaba a hablar.

-Hoy voy a dejar la clase libre para que trabajéis en los proyectos. Sé que algunos ya tenéis ideas muy originales. Con otros me gustaría hablar ahora. Podéis reuniros por grupos-

La clase empezó a moverse y yo busqué a Ross entre los asientos. Estaba al final y había un sitio a su lado. Me apresuré a ir mientras asimilaba su aspecto. Una ligera sombra bajo sus ojos como si no hubiese podido dormir bien. El pelo despeinado como si se acabase de despertar le quedaba de maravilla como siempre. No pude evitar percatarme en como su mirada recorría mi hombro al descubierto y me dio un vuelco al corazón. Me senté junto a él y mi pierna chocó contra la suya levemente. Él me sonrió como si me hubiese echado de menos aunque nos habiamos visto el día anterior.

El ladrón de mi diario.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora