12. Un triste recuerdo

38 10 0
                                    

Me encuentro a punto de contarle la historia más triste de mi vida a Elena, no puedo creer que vaya a abrir una herida como esa, el solo pensarlo me causa nauseas, una persona no debería almacenar tanta tristeza en su vida.

Me desvío de la carretera y aparco en una esquina, creo que es algo demasiado serio como para tratarlo mientras conduzco.

Me recuesto sobre el asiento, con las manos cruzadas y sin mirarla comienzo a hablar.

—Veras... Mamá era como tú. —Sonrío ante el recuerdo. —Era muy hermosa, tenía una energía imparable, era más escandalosa que tú, le armaba dramas a mi papá por cualquier tontería, pero sobretodo eso era demasiado preguntona, quería saber absolutamente todo hasta porque Adán fue el primer hombre en la tierra. Ella era así como perfecta.

En la ciudad había un sin número de floristerías, sin embargo, la de mis padres destacaba por su originalidad y variación, pero eso no era algo realmente bueno ya que los dueños de las demás floristerías sentían una irreparable envidia por mamá y su pequeño éxito.

Nadie le dirigía la palabra, como si triunfar con un minúsculo negocio fuera un delito, en mí escuela no tenía amigos por la misma razón, los demás niños no querían hablarle al hijo de "la florista" que arruinó el negocio de sus padres, siempre estuve solo, pero jamás culpe a mis padres por eso, ellos solo hacían su trabajo.

La envidia creció a niveles tan delicados, que una tarde cuando regresaba de la escuela, dos cuadras antes de llegar a mi casa, fui sorprendido por dos chavos mayores, me golpearon hasta el cansancio y me lanzaron todo tipo de amenazas para que se las comunicara a mamá cuando la viera.

—Mi voz se quiebra ligeramente. —Jamás olvidaré el chico de cabello rojo que escribió en el piso "Arruinaremos a tu familia" con mi propia sangre.

Cuando ellos se habían marchado no sabía qué hacer, no podía llegar a casa en ese estado porque a mamá le daría un infarto, así que opte por una opción que en ese momento me pareció la correcta, escapar.

Sin saber a dónde, corrí lo más lejos que pude. Esa noche... fue la peor de mi vida, ni siquiera podía "quedarme donde un amigo" porque no tenía amigos solamente a Verónica, pero tampoco quería molestarla.

Me quedé en las afueras de la Ciudad en un callejón oscuro y frío, sin saber lo que ocurriría conmigo era un blanco fácil para la bandada de pandillas que asechaban nuestra ciudad en ese entonces.

Con el poco dinero que traía compré algunas vendas para curarme durante la noche. —Me volteo hacia Elena. —Me sentía tan indefenso, ni siquiera cargaba mi móvil conmigo porque los tipos de antes me lo habían decomisado.

Solo me quedaba esperar a que saliera el sol, las horas se hacían eternas y el miedo incrementaba con cada segundo que pasaba, hubo algo extraño esa noche, a eso de las cuatro de la madrugada mi corazón se aceleró sin ningún motivo, me sentí amenazado por alguien, pero entre más buscaba a el causante de mi miedo más me daba cuenta de que estaba delirando.

Estuve en esa agonía hasta que el sol comenzó a salir, sin muchos ánimos decidí volver a casa, aunque andaba muchas partes de mi cuerpo moradas por los golpes, ya estaba mejor y no tenía sangre en el rostro, por lo menos mamá no estaría tan preocupada cuando me viera.

Esa mañana todo me parecía tan extraño, las calles de mi ciudad estaban más llenas de lo normal, pero todos parecían Zombis con sus caras largas y sin emociones, no tuve la intención de detenerme a preguntar ya que lo que ocurriera con ellos no era de mi interés, después de todo esa misma gente era que despreciaba a mi familia.

Cuando me encontré en el lugar donde antes me habían golpeado, el corazón se me rompió en mil pedazos, lo que había sido mi casa había quedado reducido a escombros, cenizas y humo.

Amor Fugaz ✓Where stories live. Discover now