5. El mejor regalo

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Emanuel Villanueva.

Camino lentamente hacia la puerta que me separará de Elena, mi corazón es un completo enredo ahora mismo.

No tengo ni la más mínima idea de cómo terminara esto, mis sentimientos se encuentran atados a dos mundos completamente diferentes, por un lado, Verónica a quien conozco de principio a fin y, por otro lado, Elena la chica despistada, competitiva y jodidamente agradable.

Coloco mis manos sobre el pomo de la puerta haciéndolo girar, en cuanto esta se abre la amiga de Elena cae hacía adelante, a modo de reflejo la atrapo antes de que choque contra el suelo, ella levanta la mirada y me observa avergonzada, no menciona ninguna palabra lo cual agradezco, ya que de momento no necesito más complicaciones, me limito a soltarla ofreciéndole una sonrisa de medio lado, salgo como alma que lleva el diablo y cruzo los pasillos de la casa con una rapidez impresionante.

Estando en la calle me tomo un momento para respirar y reflexionar sobre lo que ha pasado.

Hace unas horas cuando salí de la gasolinera le anuncié a Verónica que me encontraría con mis amigos, lo cual le pareció dudoso al principio, pero finalmente aceptó.

Le mentí para buscar a Elena, lo que nunca imaginé fue encontrarme con esa tal Carla y que encima de eso ella me proporcionara ideas para acercarme a su amiga, puedo decir que obtuve buenos resultados ya que pude conocer más a fondo la vida de Elena.

Me siento feliz y a la vez fatal, es una mezcla de emociones provocadas por dos personas totalmente opuestas, recuerdo a Verónica y me es inevitable no pensar en nuestra situación actual, la cual sin duda es muy delicada desde que decidí contarle la verdad, es normal que se sienta de esa forma no puedo culparla por mis errores, pese a ello en estos momentos debería estar ayudándole a sobrellevar los problemas que por capricho metí en su vida, pero mírenme estoy aquí siendo un puto mentiroso, como si no fuera por eso que nos encontramos tan jodidos.

Tampoco puedo negar lo que siento por Elena, no sé qué me sucede cuando se trata de ella, sobre todo cuando me enteré de su ruptura con Jon hace aproximadamente un mes. Es como si mis sentimientos hubieran cambiado de forma radical, dejé de verla como una actriz más que me presentaba el viejo y comencé a verla más atractiva.

Sin darme cuenta me encontraba amando su cabello oscuro, por supuesto hablo del natural, ya que ella se lo ha teñido de castaño claro, me encantan sus ojos cafés que ahora combinan con su cabello y esa sonrisa brillante que es capaz de iluminar el alma más oscura.

Elena Romero.

Observo a Carla con desaprobación. —¿Qué rayos hacías detrás de la puerta? —La reprendo.

Ella juega con sus manos de forma nerviosa. —Perdón, pero no pude evitarlo tenía que asegurarme de que fuera cuidadoso contigo. —Ruedo mis ojos. —¿Te quedas conmigo el resto de la noche? —Pregunta evadiendo la conversación anterior.

—¿Tengo opción? —Menea su cabeza en forma de negación. —Bueno entonces si me quedo.

Y así es como termina un día al que decidí llamar huracán. Es curioso como en menos de 24 horas puedes pasar de estar feliz a estar amargado, de querer matar personas a terminar llorando, para después irte a dormir con una sonrisa estúpida en el rostro. Jamás imaginé que un pequeño duende como Emanuel pudiera poner de cabezas todo mi mundo.

***

Me remuevo en la cama e intento rodar, pero otra persona me lo impide, como acto de reflejo doy otra vuelta, pero hacia atrás y termino saliéndome de la cama chocando contra el piso.

Menuda forma de despertar la mía a otras chicas las despiertan con besos y abrazos, pero a mí me despiertan tirándome de la cama.

Carla se despierta con el ruido que provoca mi cuerpo al caer. —¡Santo cielo! qué haces en el piso. —Habla entre dientes frotándose los ojos.

Amor Fugaz ✓Where stories live. Discover now