7. Segunda cita

46 11 0
                                    

Juro que fue la peor cita del mundo. Luego de una serie de besos con Emanuel me ocurrió lo más vergonzoso del universo, vomitar frente a él, nunca antes había vomitado tanto, por un instante sentí que vomitaría hasta mis órganos internos.

Recibí un sermón por parte de Emanuel quien se hizo cargo de ayudarme con mi supuesta adicción con el alcohol prohibiéndome todo tipo de bebida que llevara la más mínima pizca de licor, acepté contribuir por una sola razón. Pasar más tiempo con él.

Eso no es lo único que ha sucedido. En los últimos días la tía Miozzoti me ha enseñado a cocinar, no es que ya sea una experta y todo eso, pero al menos no moriré de hambre, Carla también se ha propuesto aprender, me gusta éste lugar se siente más como un hogar, personas con quien compartir, personas que se preocupen por cómo va tu vida, algo así como una familia.

No quiero volver a México, no ahora que encontré a un buen chico, además no me apetece la idea de volver a vivir sola.

Ya lo he decidido me quedaré un tiempo más en Milán, soy consciente de que tengo que buscar un apartamento, no puedo quedarme en casa de la tía Miozzoti por siempre, tengo dinero en mis cuentas de México bastaran para pagar un apartamento.

Busco a Carla por toda la casa para informarle mi alocada decisión. Está sentada desayunando pan y vino. ¿Quién demonios hace eso?

—¡Queeee! No puedo creerlo ¿enserio piensas quedarte más tiempo aquí? —Da un grito infantil.

—Esa es la idea, pero hay mucho por considerar tu madre estará furiosa sino vuelvo contigo a México, después de todo te dejó venir porque le aseguré que te cuidaría.

—Descuida estaré bien, la verdadera pregunta es ¿quieres quedarte aquí tu sola? —Interroga dudosa.

—Hm, supongo que sí. Aunque igual no pienso quedarme tanto tiempo.

—Tómalo con calma, sino quieres quedarte sola, puedo quedarme contigo el tiempo que sea necesario.

—¿Y tu madre?

—Estará bien, sabes que mis cuatro hermanos no la dejarían sola jamás.

Los chicos adoran a su madre, son tan atentos sobretodo Diego, él hasta le hace trenzas en el cabello.

—Entonces llámale y dile que nos quedaremos unos días más.

—¡Enseguida! —Se va dando brinquitos y toma el celular para tener una larga charla con su madre.

Cuando Carla se va reconsidero mis razones y todas recaen en una sola, Emanuel.

Nunca antes había tomado decisiones que se fundamentaran en un chico, hasta ahora.

Aunque de momento me enfocaré en buscar un buen lugar para vivir, Carla hace algunas llamadas telefónicas y encontramos un apartamento cerca de la Ciudad.

Odio las despedidas, pero justamente ahora nos estamos despidiendo de la tía Miozzoti no viví aquí la gran cantidad de tiempo, pero se sintió muy bonito.

Luego de haberle agradecido por todo, subo mis maletas al auto para ir por mi nuevo apartamento.

Nos toma unas dos horas instalarnos con Carla, tuvimos una seria discusión por quien tomaría la habitación más amplia, al final termine ganándole en un duelo a muerte de piedra, papel o tijera.

Como si este día no hubiese sido literalmente movido, dentro de poco tendré una cita con el duende de Emanuel, esta vendría siendo nuestra segunda cita oficial, siento más nervios de lo común a lo mejor eso se deba a la desastrosa cita que tuve con él hace unos días.

Amor Fugaz ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora