10. El lago de los sueños

37 10 0
                                    

Emanuel insistió en que debía conocer un lugar que para él es especial.

¿Cómo negarme? Si se ha comportado de manera dulce conmigo, cumpliendo con su promesa de hace unos días.

—¿Puedo confiar en qué no me estás llevando hacía la muerte? —Cuestiono nerviosa.

Él me sonríe con dulzura. —Tenemos mucho por vivir, no podría matarte aún.

Levanto una ceja. —¿Aún? —Su sonrisa se amplía.

—Eres tan crédula. Puede que no sea la mejor persona del mundo, pero tampoco soy un asesino. —Apunta.

Debo admitir que pese a todos sus impulsos salvajes no es un asesino a sangre fría.

Un asesino no haría lo que él está haciendo por mí ahora, prometió llevarme al lugar más bello del mundo y vaya que lo decía enserio.

Nos encontramos en medio del bosque, lo cual es perfecto cuando amas la naturaleza, todo a mí alrededor me llena de tranquilidad. Bueno, quizá el hecho de que Emanuel me acompañe tenga que ver.

—¿Te gusta el lugar? —Husmea abrazándome por la cintura.

—¿Cómo no va a gustarme? —Suspiro hondo. —Es tan tranquilo.

—No solamente es tranquilo, es un bosque encantado. —Menciona emocionado.

No puedo evitar reír.

Cuando dice "Encantado" se está refiriendo a ¿mágico?

—Buen chiste. —Resoplo.

Rueda sus ojos. —No es un chiste, pronto te darás cuenta de ello.

—No me digas que los peces vuelan, porque si los veo salgo corriendo. —Rio sarcástica.

Él me extiende su mano. —Ven, exploremos un poco. —Tomo su mano y lo sigo a través de un sendero verde, con flores alrededor. —Antes de avanzar, quiero que sin preguntar nada, elijas una piedra y la lleves contigo por todo el camino. —Lo observo dudosa.

¿Una piedra?

—¿Para qué ocupo una piedra? —Interrogo. —¿Defensa ante algún animal salvaje?

—Dije sin preguntar, sólo tómala.

Hago lo que me dice y tomo una bonita piedra blanca, él toma una café.

—Ahora que sigue, don misterioso.

—Sigamos caminando. —Obedezco caminando a su lado.

De vez en cuanto me dedico a observarlo y debo admitir que de perfil luce muy atractivo.

La belleza natural no puede quedarse atrás. Ante nosotros se extiende un campo lleno de rosas, es increíble la variedad de colores que pueden apreciarse, se ven muy cuidadas lo cual me resulta raro tomando en cuenta que no se ven personas a una manzana de distancia.

Emanuel se detiene antes de llegar a el campo de rosas. —¿Sabes por qué este lugar es tan mágico para mí?

—Cuéntame.

—Mis padres se enamoraron aquí. —Sonríe. —Mis abuelos tenían una floristería en la ciudad, mamá dirigía el negocio y papá era su ayudante, en ese entonces solo eran compañeros de trabajo, nunca soñaron con ser algo más, sin embargo, una tarde de primavera cuando ambos venían del colegio, decidieron darse "una escapada" y terminaron en este paraíso. —Levanta sus manos señalando todo a nuestro alrededor. —Desde ese momento supieron que su atracción era más fuerte que una simple amistad, disfrutaban pasar tiempo juntos, más de lo que ambos se atrevían a aceptar. Después pensaron en cuidar estas rosas para recordar el lugar que los llevo a descubrir sus sentimientos. —Su sonrisa se apaga. —Y al parecer aún después de sus muertes las siguen cuidando.

Amor Fugaz ✓Where stories live. Discover now