—Vanessa, querida, tienes que entender que han sido muy difíciles estas semanas para ella.

Se supone que hoy no tenía mi revisión diaria, pero todos los días desde que me fui he venido a visitar a Clary como había prometido. Platicábamos sobre cosas que nos habían ocurrido en la mañana o hacía unos minutos, como el suceso en la mañana con mi madre.

Generalmente venía por las tardes, ya que en las mañanas no se permiten visitas ajenas y en las noches ya no es el turno de Clary desde que me han dado de alta. Digamos que era la chica por la que no podía dormir, ya que le dijo al doctor que ella se quedaría conmigo día y noche si era necesario.

—Pero no han sido solamente esas dos semanas, ¡ha sido toda mi vida! Desde el día en que di mi primer respiro, ella ya estaba seguramente echándole bronca al doctor de por qué usaba mis malditos pulmones para respirar.

—Yo digo que estás exagerando un poco.

Entramos a la habitación de la señora Warner, quien sufría de úlceras en el estómago. Hoy mismo sería su operación, así que Clary estaba encargada de ella el resto del día que quedaba antes de la operación.

—Señora Warner, ¿no cree usted que es injusto que te sermoneen día y noche por cualquier cosa? —pregunté sentándome a su lado mientras Clary checaba sus tubos para quién sabe qué cosa.

—Sarah, no la escuche. Vanessa está en esos momentos de adolescente —dijo Clary sonriéndole en forma cómplice a la señora Warner.

Durante la semana, me había hecho amiga de la señora, ya que un día Clary me dijo que nadie la venía a ver desde que había entrado al hospital, entonces me decidí a ser yo su visita cada día.

— ¿Qué ha pasado ahora, Vanessa?

Y por segunda vez, le narré mi pequeña y molesta historia con detalles que había olvidado comentarle a Clary cuando se lo conté, pero que por suerte estaba atenta a mi narración. Al terminar, ella dijo:

—Estoy de acuerdo contigo. ¿Tu madre sufre algún caso de control de ira? —terminó preguntando de manera curiosa.

— ¡Sarah Warner! ¿No cree que es suficiente que Vanessa esté enojada como para meterle más cosas en contra de su madre?

— ¿Lo ves, Clary? Seguramente mamá habló contigo para que estuvieses de su lado.

—No estoy del lado de nadie, cariño. Es sólo que… esas peleas son normales. Yo siempre las tuve con mis hijos.

—Señora Warner, ¿usted alguna vez tuvo peleas con su hija como esas, pero todos los días?

—No realmente. Clary, ¿no crees que su madre esté mal?

—Bueno, sí, tal vez un poco, pero Vanessa tiene que entender que es su madre y ya. No puede hacer un intercambio de madres y solucionarlo.

—De hecho, Luke y yo investigamos que sí se puede. Hay un canal de televisión que hace una serie en la que dos familias diferentes cambian a las madres y tienen que pasar con ellas una semana entera.

—No puedo creer que hayas buscado tal barbaridad, Vanessa —dijo y oí que las dos reían.

—Siempre es importante mantenerse informado, aunque sea por medio del oído —dije y me encogí de hombros.

Después de un rato de escuchar anécdotas de la señora Warner —quien por cierto tenía sesenta y dos años de edad—, ya saben, en las cuales ella describía cómo era la edad adolescente en su época y cómo se enamoraba a una chica, tuvimos que salir porque estaba a punto de tener su operación.

Blindness || a. i.Where stories live. Discover now