Capítulo cinco

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Luke me llevó a mi casa, ya que Derek tenía entrenamiento y no terminaría hasta las cinco de la tarde, y sinceramente, no quería quedarme esperando.

— ¿Irás a la fiesta de la que todos hablan? —me preguntó sin despegar la vista de la vía.

—Bueno, Derek me ha dicho que tengo que divertirme un poco, así que… acepté ir a esa fiesta de la que todos hablan. —Me encogí de hombros, ya que era jueves y no tenía nada que hacer más que oír los gritos de mi madre.

— ¿Derek te lo ha dicho? Vaya, supongo que él es el alma de las fiestas, ¿verdad?

—No lo sé. He ido a muy pocas fiestas con él. Digo, me avergonzaría mucho cuando él hiciera sus estupideces estando ebrio.

—Y no te olvides de su gran apetito sexual —dijo y enmarcó una sonrisa burlona.

—Luke, cierra la maldita boca que tú no eres un santo al estar ebrio.

— Dime alguna estupidez que haya hecho mientras haya estado así.

— ¿Acaso quieres ver todas las cosas que has hecho, Luke? Creo que Calum no te ha enseñado los vídeos. Uf, Luke, si los ves algún día te orinarás de la vergüenza.

— ¿Qué? ¿Qué malditos vídeos? ¿De qué coños hablas, Vanessa?

—No sé, pregúntale a Calum. Él tiene toda la evidencia, y seguro podrá responder todas tus preguntas.

—Maldito negro de mierda. Maldita Vanessa. Son unos traicioneros.

—A mí no me digas nada. Tú estabas en tus momentos locos y empezaste a hacer muchas… pero muchas cosas. —Reí al ver cómo ponía su cara.

—Ahora mismo voy a ir a buscar a Calum para que me enseñe el maldito vídeo.

—Bien, pero ahora, concéntrate en llevarme a mi casa, Hemmings. Tengo que… ya sabes, arreglarme.

— Oh, ¿acaso te pondrás vestido y tacones y te maquillarás?

—Es una posibilidad, Luke, no te emociones.

—Vanessa, no puedes irte echa una mierda a una fiesta.

—Qué apoyo moral me das. Es más, he decidido irme echa mierda a la fiesta.

Paró el coche enfrente de mi casa. Nos quedamos un momento en su auto, mientras la radio estaba encendida.

— ¿No quieres ir a la fiesta? —pregunté sin mirarlo.

—No, gracias. Y aun así, si aceptara, seguro tu novio odiaría eso.

—Luke, por un momento en tu vida deja de pensar en Derek. Justo en el momento en que yo lo he sacado de mi cabeza, lo mencionas.

—Vanessa, yo no tengo nada que hacer en esa fiesta. Puedo embriagarme con Michael si quiero en este mismo instante cuando llegue a mi casa y dormir hasta las cuatro de la mañana mientras jugamos nuestros malditos videojuegos, ¿sabes? Además, si hago estupideces, nadie lo verá más que Michael. Y así nadie tendrá pruebas de que he perdido dignidad esa noche.

—Luke, me aburres con tus malditas explicaciones. ¿Por qué no sólo vas a divertirte y a escuchar buena música?

— ¡Oh, vamos, Vanessa! Seguramente no pondrán ninguna canción de las bandas que a mí me gustan. Sólo pondrán ruido y más maldito ruido electrónico.

—Está bien, me rindo —levanté un poco las manos significando lo antes dicho, ya que no podía por el techo del auto—. Me voy.

Le di un pequeño zape y bajé del coche.  Busqué las llaves en mi mochila, las cuales no encontraba por alguna razón. Era un día soleado y ya estaba empezando quemarme la piel, lo estaba sintiendo.

Blindness || a. i.Where stories live. Discover now