08: El reencuentro de dos mundos.

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Adara

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Adara.

Me conozco lo suficiente como para saber que estoy cediendo antes los embrujos de dicho prisionero que no pienso mencionar.
 
Y eso no me gusta.
 
Sí, dije que quiero follarlo pero a mi manera, no a la suya. Follaremos cuando yo quiera, no cuando a él se le dé la gana.
 
Tomo una respiración lenta y miro las cámaras de seguridad de la clínica donde fue trasladada la testigo principal del asesinato de Cain.
 
Callie Heshmat.
 
Lanay hackeó el sistema de seguridad y podemos ver claramente la camioneta de los hombres de Veron, ayer no estaban pero hoy sí.
 
Esto se va a poner feo.
 
—Quiero que custodien el cuarto donde se encuentra Callie Heshmat —ordeno a Cony—. Ella no puede morir.
 
Cony se va rápidamente a hacer lo que le pido.
 
Lanay me mira fijamente, su labial rosa corrido por andar besuqueándose con no sé quién.
 
Parece un hadita en vez de una hacker y asesina profesional.
 
—¿Qué?
 
—¿Qué harás? —pregunta sin rodeos.
 
—No puedo dejar que la mate. Es un testigo —respondo.
 
—Debemos ir a cerciorarnos —me dice.
 
—No podemos volver a Villefort.
 
—Si que podemos, y vamos a ir —asiente con una sonrisa en la cara.
 
—Lan... —advierto.
 
—No me importa que seas la jefa. Como mejor amiga he dicho que vamos a ir y así será.
 
Suelto un suspiro dramático y asiento.
 
—Que preparen el jet —, ella sonríe entusiasmada y se va hacer lo que pedí—. Quiero a mis hombres de Villefort atentos.
 
—Adara, tienes una llamada muy importante que...
 
—Ahora no, Cony. Nuestra prioridad es Callie Heshmat —Cony suelta un suspiro a través de la línea.
 
—Adara, mira es...
 
—¡No ahora, Cony! —Cony maldice pero no dice nada más.
 
El jet está listo en quince minutos, Lanay, Cony, Bruno, Sergei, Rosario y Amelí se van conmigo. Mientras que Contad y los demás se quedan para vigilar y tener todo bajo control.
 
Al llegar a Villefort nuevamente, los chicos usan sus pelucas que son colocadas profesionalmente por Bellamy Stuart, nuestra estilista. Genio para el maquillaje y para hacernos pasar por otra persona. No me maquillo ni uso peluca, Lanay tampoco. Los que han sido vistos son mi equipo, no nosotros. La única que me vio es Callie y no pienso acercarme a ella.
 
Llegamos a la clínica de Stone Beach en pocos minutos.
 
—Quiero a Amelí y Sergei cerca de su habitación, Bruno, tú estarás en el edificio de en frente con el francotirador, si ves algo raro, me llamas. Rosario, lidera la tropa por si algo pasa. Lanay, Cony y yo nos haremos pasar por familiares, ¿entendido? —todos asienten.
 
Salimos de la camioneta y cada quien toma su camino. Para evitar fracasos como más temprano, decidí traer a la tropa, no voy a permitir que algo salga mal. Callie Heshmat no va a morir y debo hacerle creer que la persona que vio era su hermana como una alucinación y no a mí.
 
Lan, Cony y yo entramos a la clínica, Sergei y Amelí se hacen pasar por una pareja que se hará un chequeo de embarazo. Averiguamos y los consultorios de ginecología están en el mismo piso que Callie.
 
Subimos y llegamos hasta recepción.
 
—Buenas tardes —saludo a la enfermera.
 
La enfermera de cabello marrón y ojos grandes me mira aburrida.
 
—Ah, la hermana de Callie Heshmat. Tu hermana será dada de alta mañana. Se encuentra bien pero ahora no puedes verla por un chequeo general. Espera allá sentada —señala la sala de espera.
 
—Yo, eh...
 
—Sí, claro, gracias —responde Lanay—. Te está confundiendo con Cleo, te dije que son idénticas.
 
Oh.
 
—Es un milagro que esté con vida — susurra y yo frunzo el ceño
 
Pensé que no habían heridos de gravedad.
 
—¿Milagro?
 
—Sí, alguien le puso una mascarilla y por ello fue de las pocas sobrevivientes. Murieron once rehenes ayer en un altercado en Stone Beach. Solo sobrevivieron siete personas.
 
Cony jadea, horrorizado. Lanay tiene su expresión compasiva fingida en su rostro ya que tiene algunas emociones bloqueadas y la lástima es una de ellas. Yo aprieto mis puños clavando mis uñas en las palmas de mi mano.
 
Voy a partir a la mitad a Veron Petrescco.
 
—Gracias por informarme —ella asiente.
 
—En pocos minutos la pasarán a la habitación. Podrás verla en una hora.
 
—Muchas gracias.
 
Los tres vamos a la sala de espera y nos sentamos en los sillones.
 
—No lo entiendo —murmura Lanay—. Todos estaban vivos antes de marcharnos —mordisquea su labio inferior.
 
—La bomba fue más poderosa de lo que creí —mascullo con la mandíbula tensa.
 
—Revisé los químicos utilizados según el informe de Contad. Los análisis llegarán a mi teléfono en cualquier momento. —Avisa Cony.
 
—Bruno, infórmame —pido por el intercomunicador.
 
—Todo está despejado hasta ahora, jefa.
 
—¿Amelí, Sergei?
 
—Hay dos hombres extraños merodeando desde que llegamos.
 
—Que ni se les ocurra acercarse—ordeno—. Y que todo sea discreto.
 
—No será problema.
 
Suelto un suspiro y me dejo caer en la silla.
 
Los minutos pasan hasta que la enfermera de la recepción se acerca.
 
—Voy a bajar unos minutos, cualquier cosa marquen el número dos del teléfono de la pared. Si llega alguien... ¿podrían decirle que espere? Es urgente.
 
—No se preocupe. Vaya tranquila —la tranquiliza Cony.
 
Ella se va dejándonos solos.
 
—No puedo dejar a Callie sola, sabes que no tienes que quedarte conmigo, no es necesario —minutos después, se escucha una voz.
 
—No voy a dejarte sola.
 
Frunzo el ceño.
 
¿Quién se acercó? ¿Por qué Amelí o Sergei no dijeron nada?
 
Los tres nos levantamos y caminamos hasta recepción.
 
Me paralizo en mi lugar cuando veo a las dos personas paradas frente al mostrador.
 
—Joder —espeta Lanay.
 
Lanay me jala del brazo con brusquedad pero es tarde porque uno de ellos se voltea y nos ve.

El Diablo Está Cerca (+21) Where stories live. Discover now