En un mundo repleto de corrupción tiene que haber un mediador, y no, no estoy hablando de Dios.
Cuatro personas, cuatro personalidades distintas, cada uno conectado al otro por diferentes motivos.
La primera: Adara Nessa. Peligrosa, letal, fría, cr...
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Adara.
Tenía un mal presentimiento.
Y las cosas no suelen ir bien cuando tengo malos presentimientos.
Había llamado a Kavan para saber si Cleo y él estaban bien, también verifiqué que Lanay estuviese con Callie como habíamos planeado, confirmé que Contad estaba perfectamente, fui a chequear a Bruno, Gary y mis guardias principales, también revisé a mi escuadrón, con Declan todo estaba bien también.
Pero había algo.
Algo estaba mal.
Me apresuro hasta llegar a la sala médica, Allen no me querrá allí pero debo asegurarme de que todo esté bien, mi instinto nunca falla.
Cuando llego, Allen está apoyado en su escritorio revisando algunas carpetas de los presos, su expresión es seria, como siempre, pero tiene el ceño ligeramente fruncido, está vestido con su traje de doctor por alguna emergencia.
—¿Qué haces aquí? —ni siquiera aparta la mirada de la carpeta cuando lo dice.
¿Cómo me notó? No hice ni un puto ruido.
—¿Todo está en orden? —pregunto.
No me mira mientras pasa la página.
—Lo estaba hace un segundo hasta que apareciste —aprieto las palmas de mis manos en puños para intentar contenerme.
—Hablo en serio —sus ojos verdes por fin me devuelven la mirada, me observa con el usual desagrado tallado en sus ojos.
—Yo igual —responde, deja la carpeta en la mesa y me da su atención—. ¿Qué coño quieres? —cruza sus brazos sobre su pecho.
—Solo quería asegurarme que todo estuviese bi...
—No soy un jodido niño, estoy perfectamente, y por si lo olvidas, no tienes que estar rondando por ahí como si fuese uno de tus presos, no lo soy —me acerco hacia él, la furia cegando mis sentidos, su cuerpo se tensa pero no intenta alejarse.
Mis zapatos tocan los suyos, un brillo furioso pasa por sus ojos.
—¿Crees que me gusta estar cerca de ti? —lo encaro—. ¿Que vengo por cuenta propia solo para que me insultes y me trates mal? —señalo su pecho con mi dedo sin tocarlo—. No seas estúpido, si fueras otra persona serías comida para mis perros, así que no te confundas. Si vine aquí a preguntarte algo no es porque me preocupe, es porque no confío en qué puedas hacer.
