07: El Ángel Caído y La Diosa del Alba

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Ubicación Desconocida.

Declan Finnegan


La cárcel siniestra era un mito para mí hasta hace unos pocos días.


Incluso ahora, que soy un recluso oficial de aquí, no logro asimilarlo.

No he visto casi nada de la edificación porque no salgo mucho de la celda y cuando lo hago, me colocan una venda en los ojos.

En Paxton, los rumores sobre la cárcel eran susurrados ya que todos pensaban que si hablabas muy alto, entonces alguien aparecería de repente y te llevaría. Todos temen aunque digan que es solo un mito.

Yo creía, lo hacía en el fondo. Jamás imaginé que la dueña fuera alguien tan... sexy, hermosa y para nada tenebrosa.

Sí, la pelirroja es bastante fría, infunde respeto, lealtad y quizás una pizca de miedo... pero no es tenebrosa.

No es como pintan al dueño de la cárcel en los callejones sucios de Paxton.

No parece cruel, ni desagradable a simple vista.

Todo lo contrario.

No digo que sea mentira todo lo que dicen, sé de antemano que tortura a sus presos, ella misma me lo confirmó, pero es difícil de creer que alguien que parece un jodido ángel sea capaz de todas esas atrocidades.

Manos tan bonitas como las suyas no deberían estar manchadas con tanta sangre.

Joder, quisiera ensuciarla yo mismo por mi cuenta.

Mi angelito de cabello rojo es...

Borra eso.

¿Dije ángel?

No es realmente un ángel, ¿cierto?

Es un jodido demonio.

La mia rossa.

Ojos azules, piel blanca y sedosa, cabello del color de una mañana a mitad de otoño, sonrisa maliciosa, lengua afilada, boca perfecta, cuerpo jodidamente tentador...

Mi mente viaja hasta lo sucedido en los baños, su boca entreabierta y mojada, sus ojos mirando mi espalda aunque pensaba que no podía notarlo, mirando mi pecho y mis tatuajes, su mano en mi garganta, la mía en su cuello.

Me gusta que supliquen.

Mierda, no suelo suplicar pero por ella podría hacer una jodida excepción.

Sin embargo, no puedo olvidar que es mi jodida carcelera.

Es una jodida loca que tortura a personas.

—Declan —escucho la voz de mi ángel rojo y alzo la cabeza, nuestros ojos chocan, azul y gris, calma y tormenta.

—No sé tu nombre.

—Tampoco vas a saberlo —aclara abriendo la celda.

—Quisiera poder conocerlo para saber que nombre gritar cuando alcance un orgasmo —su máscara fría se cae.

El deseo, la lujuria y el descontrol se apoderan de sus facciones.

Ella es extremadamente controlada, pero cuando le hablo sucio, juego con su mente y su fachada cae.

El Diablo Está Cerca (+21) حيث تعيش القصص. اكتشف الآن