En un mundo repleto de corrupción tiene que haber un mediador, y no, no estoy hablando de Dios.
Cuatro personas, cuatro personalidades distintas, cada uno conectado al otro por diferentes motivos.
La primera: Adara Nessa. Peligrosa, letal, fría, cr...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Ubicación desconocida.
Adara Nessa.
Me consideraba una fanática del control, sino lo tenía, mucha gente a mi alrededor pagaba las consecuencias.
También me gustaba estar siempre a cargo, las cosas se hacían a mi manera, no importa a que costo, pero si no lo planeaba yo, entonces no se hacía.
Siempre tenía gente siguiendo mis órdenes, algunos por temor y otros por respeto, pero me daba igual, mientras hicieran lo que yo dijera, siempre serían recompensados, el que me traicione... también tendría lo que merece.
Judas traicionó a Jesús siendo uno de sus discípulos, por eso mismo para mi la traición es imperdonable, no importa de quien venga, el grado que sea, o lo arrepentido que estés, lo que aquí se hace, aquí se paga.
—El nuevo recluso llega hoy, señora —escucho.
Volteo la cabeza con lentitud, una mueca en mi rostro, Cony me mira con sus ojos ampliados y llenos de temor.
—Vuelve a decirme señora y te encerraré con algún recluso. Solo dime Adara —ordeno, Cony se encoge en su lugar y asiente rápidamente—. ¿Dónde está su expediente? —pregunto.
Cony se acerca y me tiende una carpeta amarilla. Arqueo una de mis cejas, mirándolo con una clara interrogante en mi rostro, esta carpeta es una de las más delgadas que me han traído.
—También es una sorpresa para nosotros, Adara —se apresura en decir, leyendo mi expresión.
—Dile a Contad que llame al juez. Quiero una explicación. —Exijo.
Él asiente rápidamente y tras una señal con mis dedos, se retira.
Coloco la carpeta en mi escritorio y comienzo a ojearlo.
Hombre caucásico de veintinueve años, responde por el nombre de Declan Finnegan, culpado por homicidio a mano armada el trece de septiembre del presente año. Se encontró al acusado cubierto de sangre a un metro y medio de la víctima. Los vecinos declaran que escucharon gritos durante todo el día y parte de la noche. Su primo, Kavan Finnegan, treinta y dos años, jefe de detectives en Paxton, se encontraba de guardia en su trabajo a la hora del homicidio.
El acusado trabajaba como abogado en la sede principal de Paxton.
