Capítulo 39: al final fueron dos ladrones

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...uno se robó el corazón y el otro la cordura.

Momentos antes de que rescataran a Adara en el cuarto de pánico

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Momentos antes de que rescataran a Adara en el cuarto de pánico.

Kavan Finnegan.

La primera vez que vi a Declan, él era solo un bebé acostado en una manta dentro de una caja de cartón, yo era solo un niño pero mi padre siempre me había contado como me brillaron los ojos cuando lo vi y le rogué que lo hiciera mi hermano.

Mi padre me dijo que no podría ser mi hermano, Declan era mi primo, pero yo lo quería como el hermano que nunca tuve.

Le enseñé a jugar todo tipo de deportes, le enseñé a leer cuando papá estaba muy ocupado, le enseñé a nadar, también solía cubrirlo cuando hacía travesuras porque papá era menos duro conmigo, y lo ayudaba con los aspectos sociales donde él no era muy bueno ya que era demasiado introvertido.

Lo amaba como un hermano.

Realmente lo hacía.

Y yo, ni siquiera después de mi secuestro, desconfié o pensé que algo había cambiado en la única persona que realmente me importaba sin contar a mi padre y a Cleo desde que llegó a mi vida.

No entendía como Declan había cambiado tanto.

Sí, él siempre fue diferente a los demás, pero cuando me liberaron de ese sótano, el Declan silencioso e introvertido había sido sustituido por otro Declan muy diferente, y yo nunca sospeché que había sido porque al fin mi primo había descubierto sus orígenes.

Declan me usó, nos usó, desde el primer momento, desde el comienzo.

Declan había asesinado a mi padre.

Declan había puesto en peligro a Cleo.

Declan me había mentido.

Declan le había mentido a Adara.

Mierda, Declan le había mentido a Adara.

Cuando llegué a la cárcel siniestra, gracias al dispositivo de rastreo que coloqué en el collar de Cleo, Contad casi me dispara justo en la frente, pero se dio cuenta de quien era y me encerró en una habitación que parecía una cámara de tortura medieval y llevaba cinco minutos atado a una silla de metal.

—Insisto, sino me sacas de aquí, Adara va a morir —repito por tercera vez—. Créeme, no vine aquí para defender a mi primo, si eso crees.

—¿Y piensas que voy a creerte? —se burla—. Nos engañó desde el comienzo, tú eres policía, nadie me puede asegurar que no eres su aliado.

—Escucha —esta vez, mi voz sale silenciosamente amenazante—, no me interesa lo que pienses, pero si no me sueltas ahora mismo y alguien logra tan solo rozar a Cleo, voy a agarrar esa pala de allá —señalo el objeto con mi cabeza—, y haré que tu cara quede completamente irreconocible, lo digo en serio.

El Diablo Está Cerca (+21) Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora