19: La infancia de un siervo

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...y el enojo de un rey.

y el enojo de un rey

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Declan.

Cuando observé el cuerpo sin vida de mi tío, fue como haberme transportado a mi infancia.

El tío Dorian siempre había sido una persona extrovertida, amable, buen vecino, buen padre, buen trabajador, cariñoso, viudo porque su mujer murió cuando Kavan nació pero nunca trató diferente a su hijo.

Y un día, tocaron la puerta de su casa y dejaron a un bebé, una partida de nacimiento, papeles de adopción y una nota en una caja de cartón en la entrada.

Dorian, rápidamente, se dio cuenta de lo parecido que era el bebé a su hijo de cuatro años, Kavan.

Lo primero que tomó mi tío, según sus palabras de su yo ebrio, fue la nota.

En una caligrafía descuidada, decía:

"Hermano Dorian, sé que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que hablamos, sé que estás molesto por mis decisiones y por haber abandonado a la familia, pero el amor verdadero, ese que compartes con tu media naranja, es más fuerte que cualquier otra cosa.

No vengo con excusas ni disculpas porque sé que no las necesitas y tampoco las quieres, pero te pido, rigurosamente, que aceptes a este bebé, mi hijo, y lo cuides por mí.

Sé que es una responsabilidad enorme y que no debería pedírtelo, pero sabes muy bien que no puedo tener a un bebé en tales circunstancia, acá la vida es difícil y no quiero que mi hijo pase por lo mismo que yo.

Te pido con el corazón en la mano, que aceptes al niño y puedas darle una mejor vida de la que yo podría otorgarle alguna vez.

En la caja está su acta de nacimiento y los papeles de adopción, siempre has sido un mejor hombre que yo, sé que harás lo correcto.

Con amor,

Kennan."

Luego, tomó el acta de nacimiento; Declan Finnegan, decía en mi nombre, había un espacio en blanco en el nombre de la madre y en el nombre del padre se leía, muy claramente; Dorian Finnegan, aunque el nombre real de mi verdadero padre era Kennan.

Agarró los papeles de adopción, aún sin tocarme o hacer algún ademán para sostenerme y los miró fijamente.

Creo que estaba dispuesto a dejarme afuera de su casa o tirarme a un basurero pero entonces, Kavan lo vio parado en la puerta y escuchó el llanto de un bebé.

Kavan era un chico extrovertido como su padre y amaba a las personas y a los niños, eso incluía a bebés llorones. Así que, al escucharme, saltó de emoción y le pidió a su padre, mi tío, que lo metiera a la casa y lo convirtiera en su hermanito.

El tío Dorian jamás le diría que no a su hijo, al recuerdo de su esposa fallecida, su milagro en la vida, así que, lo tomó en sus brazos y ofreciéndole una sonrisa forzada a su hijo, entró a su casa e hizo lo que debía hacer.

El Diablo Está Cerca (+21) Where stories live. Discover now