Capítulo 57

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Harry tragó sonoramente y noté su mandíbula endurecerse un poco.


-Olvídalo –Susurré, el asintió con la cabeza de una forma apenas perceptible –Harry, ya no importa, ¿vale? Olvida lo último que te he dicho, y continuemos desde dónde estábamos.


Acaricié su mejilla y sonrió mostrando la hilera de perfectos y blancos dientes, la temperatura comenzaba a subir nuevamente, la penumbra hacía que sus ojos se vean muchos más brillantes y excitantes.

Puso sus manos en mis caderas y recorrió con sus dedos la línea que bordeaba mis jeans negros, llegó a el botón delantero y lo desabrochó, me moví ligeramente hacia arriba y él con sus manos bajó mi jean hasta mis rodillas, me quitó los zapatos y volví a sentarme sobre él, mientras el terminaba de desplazar mis jeans fuera de mis piernas.

Enterré mi cabeza en su cuello y mordí su piel dirigiéndome cada vez más cerca de su barbilla, él gimió ahogadamente y posiciono sus manos en mis muslos, empujándome contra él y su hinchada entrepierna.

Puse mis manos alrededor de su cuello y me volví hacia él aplastando mis labios contra los suyos nuevamente, me empujó más hacia él y moví mis caderas, tomando ventaja de la posición en la que me encontraba sobre él, y sentí su erección apretarse cada vez más contra mi feminidad.

Harry se separó de mí y sonrió agitado.


-¿Crees que deberíamos seguir? Estamos en un estacionamiento –Dijo agitado.

-Ya es bastante tarde ¿no lo crees?

-No –Dijo levantando sus cejas.

-Lastima, para mí sí –Dije jadeante.

-¿Y sí viene alguien?

-Harry… –Lo miré indiferente –¿Desde cuándo te preocupa tanto eso? Aparte, comparto cochera con dos personas, una la cual se mudó hace 2 semanas y otra la cual es un adolescente de 16 años, el cual, no creo que le moleste escucharnos ¿no?

-Buen punto –Dijo riéndose, sonreí.


Me sentí sucia hablando de tal manera ¿pero qué más daba? Con Harry tenía que ser así, y era divertido, porque no tenía ninguna formalidad estúpida cuando hablase con él.

Bajé los vaqueros oscuros de Harry, y gemí, me sentía demasiado húmeda.


-Ha… Harry –Jadeé –Condones –Murmuré.

-Caja del salpicadero –Murmuró.


Extendí mi mano hasta la guantera y la abrí, metí la mano dentro y palpé dentro hasta haber encontrado con el tacto pequeños paquetes, agarré aproximadamente 4, cerré la caja del salpicadero, dejé uno en mi mano y los demás los lancé al asiento del co-piloto.

Bajé el bóxer de Harry con su ayuda, mordí el borde y el sacó el contenido, para luego colocárselo el mismo. Harry tomó mi cintura y me levantó levemente, coloqué mis brazos alrededor de su espalda.

Cruzamos miradas, Harry me miro como esperando una aprobación, la cual se la di, y entonces me bajó de un tirón haciendo que nuestras caderas chocasen, emití un gritó ahogado en un gemido el cual resonó y enterré mis uñas en su espalda, oh dios mío.

Cerré mis ojos y me aferré a su espalda, mis labios se arqueaban en una mueca de placer haciendo que salgan cortos gemidos desde mis cuerdas vocales, entremezclándose con los gemidos y jadeos de Harry.

Su cuerpo y el mío se movían rítmicamente emitiendo ondas de placer.

Se sentía tan caliente, tan placentero, tan excitante, y recordé un estúpida y vieja frase «La vida es como el punto G, aprende dónde tocar y tendrás a alguien a tus pies.» Y ahora lo sabía, mierda, Harry me tenía justo dónde él quería.

***

Moví mi brazo mientras abría mis ojos, pasé mi mano por el pecho de Harry, oh dios, la cabeza me dolía como mil infiernos y tenía pequeños chupetones por todo el cuerpo, al igual que Harry, ayer había sido una noche dura.

Entrecerré los ojos y vi a mi alrededor, el panorama era más o menos éste; era el mediodía, Harry dormía debajo de mí, la cabeza me estallaba, me dolía el cuerpo y en especial ciertas partes… que era mejor no especificar.

Moví el hombro de Harry, y murmuró algo que no entendí.


-Perdón, ¿qué dijiste? –Pregunté.

-Nada… –Murmuró con los ojos aún cerrados.

-Harry levántate, subamos a mi apartamento, dormiremos mejor allí.

-Ve tú, yo estoy bien aquí –Dijo echando la cabeza atrás nuevamente.

-No seas flojo, vamos.

ObservadaWhere stories live. Discover now