Capítulo 12

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Hoy era el día, y tan solo faltaban dos horas para que sean las doce y tener que ir a la terraza dónde me esperaría Anón.

Ayer durante la cena había lucido bastante nerviosa, tenía que encontrar la manera de no parecer insistente con pedirle la llave de la terraza a Liam.

Recuerdo las palabras tan incomodas de Liam como sí me las hubiese dicho hace un momento.


'-¿Teneís algo importante mañana?'

'-¿Sentiros bien? Te noto nerviosa'

'-Te veo impaciente por ir a la terraza'


Me ponía tan nerviosa ese tipo de comentarios, y más que al mismo tiempo se reía como sí el supiera algo.

La noche anterior tampoco pude pegar un ojo, daba vueltas y vueltas en la cama, apróximadamente a las 3 am logré dormirme.

Rodeé la barra de la cocina, Liam se había ido a no sé donde mierda hace una hora.

Mis músculos estaban tensos, decidí tomar una ducha fría, así quizá me despejaría un poco y ocuparía algo de tiempo.

Entré a la habitación y me despojé de mis prendas dejandolas sobre la cama, entré a la ducha del baño que estaba en la habitación y abrí la llave fría por completo.

Mis músculos apenas reaccionarón, y sabía que estaba demasiado nerviosa.

¿Y sí Anón intentaba algo?

¿Cómo sabría que sí el mató a Ethan no me haría lo mismo?

¿Y sí es un loco psicópata que se ha escapado de algún lugar y me quiere cargar en su lista de vaya a saber uno que tantos cadaveres?

Mierda, por mi bien tendría que ir.

Traté de sacar toda esa clase de pensamientos de mi cabeza, tenía que estar lo más relajada posible ¿Pero qué mierda? ¿Cómo podría estár relajada cuando te encontrarás a un psicopata en la terraza del edificio donde vivirás temporalmente? Dios mío, esto es tan extraño.

Salí de la corta ducha de agua fría y me envolví en una toalla inmaculadamente blanca.

Liam era bastante extraño, a mi parecer, claro.

Creo que sí examinara su casa bajo un microoscopio creo que las fibras estarían cada una bien ubicada en su lugar, ni una huella dactilar ni una mancha de suciedad, restos del día anterior, todo estaba perfectamente envuelto en una especie de burbuja de limpieza.

Cualquier persona que conociera a un hombre así diría inmediatamente 'es gay', bueno, creo que Liam tenía lo gay de lo que yo tenía de experta en física quantica.

Nada.

Cero.

En lo absoluto.

Todo últimamente estaba raro, es increible como desde el primer mensaje mi vida comenzó a estar raro.

Me pusé mis bragas y subí mis jeans, me pusé una camisa rosada y le arremangué los puños y la abroché.

Miré la hora, 11:02 am. aún tenía exactamente 58 minutos para ir a la azotea.

Me preparé un té para bajar un poco mis nervios, en lo que tardé en tomarlo eran las 11:41 am.

Tenía quince minutos, dejé la taza en el lavabo para cuando volviese lavarla, cepillé mis dientes, recojí todo mi pelo en un rodete y cogí las llaves de la azotea y del apartamento que me había dado Liam hace dos noches atrás.

Salí del apartamento y cerré la puerta con llave, revisé que mi celular estuviese en mi bolsillo trasero y estaba, perfecto.

Tomé el elevador y subí hasta el piso 22, me dirigí hasta la escalera que llevaba a la azotea.

Llegué a la azotea y abrí la puertecilla con la llave y cerré la puerta detrás de mi, le mandé un mensaje a Anón avisandole que ya estaba allí, corroboré la hora, 11:58 am. dios mío, creo que salvé mi pellejo por minutos.

Guardé nuevamente mi celular en mi bolsillo trasero de mis jeans y fuí hasta un extremo y observé la vista.


-Hola.


Escuché el susurro de la voz de Anón sobre mi oído, mierda, bajé la vista haciendo un esfuerzo casi inhumano por no voltear a verlo, sus manos estaban apoyadas sobre le pequeño muro que me llegaba por la cintura y me rodeaban dejandome acorralada entre el y el estúpido muro.


-Ho... Hola. –Cerré mis ojos con fuerza.

-Antes de empezar a hablar… –Sacó una de sus manos apoyadas sobre el muro y acarició el dorso de mi mano –Me aseguraré de que no hagas trampa y no puedas verme.

-Bien. –Dije insegura.


Anón paso una cinta negra por mi frente, que terminó en mis ojos quedando como una venda impidiendome ver, le hizo un delicado nudo por detrás y posó sus dos manos sobre mis hombros.

Se acercó a mi oído.


-Odio que hagan trampas y jueguen sucío. –Susurró fríamente –Más lo odio cuando yo debo ser el único que juega así. –Asentí con la cabeza atemorizada –Mierda, Amelia.

-No me gusta que me digan por mi segundo nombre.

-¿No te gusta que te digan Amelia? A mi me parece un nombre precioso, pero de todas formas, sí no te gusta, te diré Jadie.

-Me parece bien. –Traté de relajar mis nervios, pero mis músculos se tensarón más.

-Bien, haremos esto rápido. –Volví a asentir –La mano con Ethan se me ha pasado, solo quería darle un susto. –Se escucharón sus pasos alejarse.

-¿Dices que fuiste tú? –Pregunté desconcertada.

-Sí, pero mi intención no era que quedase así, el pobre reacciono mal.

-Que te apenes, Anón, no me sirve de nada ya, el está muerto, y ya nada cambiará eso.

-Puedes llamarme Edward.

-¿Tu nombre es Edward?

-Digamos que sí, es mi segundo nombre.

-Tú no eres de aquí ¿Verdad?

-Sí, lo soy, pero tú no eres Inglesa, Amelia.

-No, soy de Estados Unidos, vivo aquí gracias a Ethan.

-¿Qué estado?

-Dakota del sur, pero viví desde que tengo memoria en Nebraska, un estado más al sur.

-¿Cómo has conocido a Ethan?

-¿Esto es un interrogatorio? ¿Eres policia o algo así Edward?

-No, me gusta hacer preguntas, simplemente eso ¿Me contarás o no?

-Lo conocí en la universidad nacional de los Estados Unidos, el prefirio estudiar abogacía en mi país natal, yo me fuí de Nebraska hasta la capítal, Washington, en realidad lo conocí en el apartamento que alquilaba, tenías a un compañero al azar, me llevaba tremendamente mal con él, luego de la pelea del primer día lo volví a ver en la universidad y le tiré un café, se vengó y ahí fue como nuestra relación se formó.

-Aw. –Dijo con un enternecimiento totalmente falso –Amor de universitarios. –Musitó –Lastima que no todo dura para siempre. –Dijo frío y me paralicé, dios mío, este hombre me daba miedo.

-¿Esto es todo Edward? –Le pregunté nerviosa.

-No, aún no.

-¿Qué más?

-Tenemos mucho que hablar, y mucho que hacer aún Jade.

ObservadaHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin