Capítulo 50

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Media hora más tarde me encontraba en la casa de Mary Anne en el distrito de Columbia, o más conocido como Washington D.C.

Sabía que Harry me había seguido pero tenía la esperanza de haberlo despistado cuando entré aquí.


-Oh cariño ¿Quieres tomar una ducha mientras te preparo algo? Puedes usar ropa de Paulie, aparte debes estár hambrienta –Decía Mary Anne mientras me invitaba a pasar a la sala.

-Sí, por favor, oye Mary ¿Puedo pedirte un favor?

-Claro, cariño, sueltalo.

-¿Podrías prestarme tu coche? Necesito ir hasta Omaha.

-¿Nebraska?

-Sí, iré a casa de mamá.

-Claro, Matthew está allí, y puede cancelar su vuelo y venir hasta aquí, de todas formas ¿Estás segura? Son 1,008 millas, tardarás como unas 7 horas Jade.

-Sí Mary, iré a bañarme.


Fuí al cuarto de Paulie, la hija menor de Mary Anne y cogí algo de ropa y la llevé al cuarto de baño, en dónde hice mis necesidades y me bañé, no podía creer, había escapado del continente y Harry aún estaba pisandome los talones líteralmente, y ahora recorrería 1,008 millas hasta Nebraska para asegurarme de estár segura, esto era, definitivamente una locura.

Salí del baño ya seca y con la ropa de Paulie, me cepillé el pelo y Mary Anne me había preparado huevos cocidos con tocino, había puesto una rodaja de pastel de chocolate y jugo de naranjas, oh, a Mary le encantaba la idea de mimar a los pequeños, y la ausencia de Paulie y Matthew hacia que eso me diese una ventaja.

Mientras comía Mary Anne fumaba como una chimenea nerviosa, mientras me hacía un interrogatorio de porque había viajado repentinamente, sólo le había dicho que la muerte de Ethan me había asentado mal y debía alejarme de allí por un tiempo, obviamente le mentí, la prima de mi madre solía ser muy sobreprotectora al igual que mi madre.

Lavé los trastes que Mary había ensuciado para prepararme algo y luego le pedí las llaves del auto, me despedí y partí camino.



***


Moría de calor en la vieja camioneta de el ex-marido de Mary Anne, por suerte sólo faltaba 1 hora de camino y quizá mucho menos, me sequé el sudor de la frente con el puño del sueter celeste, luego me lo quité y quedé con una pequeña playera de Paulie con la cual se me veía el ombligo, arrojé el sueter al asiento trasero y cuando voltié ví algo que me desconcertó.

No era posible, no podía ser posible, Harry se encontraba a una cierta distancia de la vieja camioneta en un auto, golpeé la bocina llena de rabia y miré el tablero, estaba a punto de quedarme sin gasolina y la última gasolinera la había pasado hace más de medio kilómetro.

Ésto no podía ser peor, y para peores, derrepente la camioneta frenó en seco y me golpeé el labio superior contra el volante, me miré en el espejo y ví la sangre fluir de uno de los costados, ví el retrovisor y ví el auto de Harry detenerse y él saliendo del mismo, salí rápido del auto y corrí a un viejo local en el medio de la nada, sí me escondía bien, no me encontraría, iba a tener un ataque de nervios.

Corrí dentro y bajé al sotano, me metí en el pequeño baño sucio del sotano y me agache al lado de la puerta para que no me pudiese encontrar ya que la puerta tenía una ventana de cristal.

Escuché los pasos de Harry bajando a dónde yo estaba y su voz llamándome, pusé las palmas de mis manos sobre mis ojos y me apreté, sequé mis lágrimas y juraba que en cualquier momento Harry me encontraría y me asesinaría, y sí no lo haría, le rogaría que lo haga.


-Vamos, vete... –Moví mis labios emitiendo un sonido que no se hubiese escuchado ni con un altoparlante.


Alguien apoyó sus manos en mis hombros y juré que el corazón se me heló.


-¿A dónde quieres que vaya? –Preguntó Harry.


Me levanté lentamente con los ojos cerrados y me voltié, mierda, podría haberle pateado la pelvis y salir corriendo como una loca mientras gritaba y me subía a su auto en un intento de escapar, pero por un momento sus ojos me transmitieron una onda de calidez, fue totalmente extraño.

Él apoyó una de sus manos en su mentón y me miró desde arriba, teníamos unos 15 centimentros de diferencia de altura.

Miré sus ojos verdes y los ojos se me llenarón de lágrimas y el hueco en mi pecho se hizo más grande, miré el piso y me mordí el labio inferior.

Levanté la vista a sus ojos y choqué con su mirada extrañada.


-Te quiero, Harry. –Susurré.


Sin siquiera haberlo planeado, sin siquiera haberlo pensado, sin siquiera haber querido, pero sí lo sentía, sí, a pesar de todo, lo quería.

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