Flor entre cenizas [Parte 3]

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Ha soñado muchas veces con eso.

Y aunque ahora es mayor no pretende dejar de hacerlo a menos que le arrebaten los recuerdos de una forma en la que no puedan ser recuperados.

No es que tenga una medida para comparar el cómo se sentirá tomar la mano de un hombre pero si pudiera diría que la única vez que lo ha hecho es cuando ha tomado la mano de su padre. No es lo mismo, desde luego, pero no cree que el sentimiento entre ambos sea menos intenso que otra cosa.

Aun así se permite tomar como base esa sensación.

Con su padre siempre sentía protección. Su mano grande y callosa siempre fue cálida y fuerte. Y Sakura sintió que nunca existiría otro hombre más importante en su vida que no fuera él. Que ocupara el mismo espacio o la misma importancia que cualquier otra cosa o persona.

Con el tiempo llegaron más.

Más hombres dispuestos a todo por protegerla.

Y a su vez una fila de pretendientes de los cuales podía darse el lujo de escoger.

Pero ella no escogería. Ella solo lo sentiría.

La abundancia en su piel, el estremecimiento en cada roce, las voces en cada aliento, los pétalos desprendidos de acónito y el ramillete sujetado con sus pequeñas manos a la edad de seis. ¿Qué sabía ella del amor? Y, sin embargo, Sakura solo sintió. Y aunque no pretendía que él la eligiera, siempre soñó con eso.

En cada etapa de su vida, a cualquier edad, con el día de poder sujetar su mano.

La del hombre por la que ella sintió tanto. Por la que se atrevió a soñar un poco más. Poder ser felices incluso si solo consiguieran siendo solamente amigos.

Si pueda volverse caprichosa y pedir un poco más, lo haría.

Pero no se trata nunca de pedir para recibir algo a cambio. Y el tiempo nunca se movería como ella quisiera. Y nada nunca sería como ella pidiera.

Claro quedó el día en el que ella no pudo impedir que se fuera. Hace ya tanto tiempo.

De nada servirían rosas y chocolates. Sueños de princesa o sonidos de campanillas de viento llegando a sus oídos.

Y las flores, y los sueños, y los recuerdos, nada de eso sumaría puntos. 

Sakura nunca le reclamaría nada, desde luego. No le reclamaría las mañanas en las que despertaba más temprano de lo normal solo para arreglarse y verse bonita en caso de que él la volteara a ver. No reclamaría por los momentos felices ni por las misiones exitosas. No reclamaría por no poder usar ninguno de esos vestidos que guardó para ocasiones especiales en donde estuviera él.

No reclamaría su petición a sus dioses y ancestros por la salud de él todas esas noches en las que no despertó luego de una ardua pelea en una misión peligrosa. Ni por las veces en las que lloró por un regreso que nunca se efectuó.

Pero sus memorias, sus recuerdos, sus deseos, se van alejando con esa espalda que también lo hace.

La de ese niño que ahora es un hombre.

La de esa niña que ahora es mujer.

—No te vayas —cuando se descubre suplicando la magia va desapareciendo. La magia de los sueños. Y él también.

Su cabello.

Sus hoyuelos.

Pero ese "No te vayas" no es para él.

Cuando Sakura se permite ver más allá de lo que sus ojos juzgan, la situación se invierte. Y es él ahora quien le pide que no se vaya de manera desesperada. Es él ahora quien le suplica y le murmura a un cuerpo que sostiene entre sus brazos y que casi no se mueve.

Permite sanar tu corazón [SasuSaku]Where stories live. Discover now