Las dos Sakuras

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[NORMAL]

Las cosas coloridas y dinámicas del mundo siempre son vistas de distinta manera dependiendo del modo en que se les mire. 

La lluvia no tiene que ser sinónimo de tristeza si a uno le causa felicidad y le hace recordar cosas bellas. Un día soleado, a su vez, no siempre tiende a ser sinónimo de alegría. El Sol brilla más por cuestiones del clima que por cuestiones sensoriales de una persona.

Itachi lo sabía.

—¿Pasa algo, Itachi-san? —pregunta con curiosidad Shion a su lado, asomándose desde la cocina. Uniéndose a mirar a esos dos que se encuentran debajo del columpio en medio de glicinas.

Siendo un día soleado y con cierto misterio, Sakura y Sasuke descansaban sentados bajo el forro del columpio cerca del huerto con expresiones confundidas en el rostro. Itachi llevaba buen rato observándolos mientras se había escabullido en la cocina de los Aoyama y había tomado una de las manzanas del tazón de fruta de la barra del desayunador.

Observaba a Sakura, tan entusiasmada por algo, y miraba a Sasuke un poco distante. La seriedad era un sello distintivo de él pero había de seriedades a seriedades. El rostro de Sasuke parecía incrédulo y desconfiado. Tensaba los ojos y también la barbilla, y luego encogía su cuerpo a medida que las palabras que Sakura le decía parecían tener un choque increíble dentro de lo que era creíble.

Sakura, de pronto, a los ojos de Itachi, se volvió un borrón en la realidad y Sasuke algo nítido.

Sasuke. 

Solo Sasuke.

Itachi entendió que quizá era cuestión de lazos cuando sintió que ya no era Shion quien estaba a su lado.

Y se preguntó si él tendría la misma expresión que Sasori mientras éste les veía a esos dos.

Rió un poco.

No.

Sasori está viendo a su hermana del mismo modo que él veía a Sasuke. Sus pestañas se vuelven melancólicas y se llenan de recuerdos en silencio.

—Se han vuelto demasiados cercanos —confiesa Sasori y es Itachi quien se vuelve transparente de repente. 

No son amigos, ni siquiera conocidos, al menos no en ese universo, pero las circunstancias de ese mundo los han puesto ahí, uno a lado del otro, protegiendo y procurando a lo que más aman: esos dos adolescentes que entre las ramas de los árboles hablan.

Itachi suaviza su mirada ladeando una sonrisa cómplice volviendo la vista al frente.

—Supongo que llamarlo cariño no es lo correcto —suelta el de coleta con un tono cargado de paz. Sasori es quien lo mira ésta vez.

—¿Qué tratas de insinuar?

—Nada —Itachi rió—, solo digo lo que veo.

Y vuelve la vista a ellos, guardando silencio.

A su vez tanto Sasuke como Sakura se encuentran bajo los efectos del asombro. Mientras uno habla, el otro escucha. Uno comenta y el otro completa. Uno mira con confusión y el otro con curiosidad.

—Aquí —señala él algo en una página—, ¿lo ves? —pregunta sin apartar la vista del párrafo señalado en el libro que le pertenecía.

Haruno Sakura.

Sakura.

—El tuyo también aparece aquí —agrega esta vez ella con ansiedad pero con la inocencia propia a lo desconocido de un niño de seis años. Verlos era lo mismo que presenciar un intercambio de información infantil. Ella le mostró una de las primeras páginas que había hojeado, en su trayecto del hospital hacia casa, de ese libro que le habían obsequiado—. Uchiha...

Permite sanar tu corazón [SasuSaku]Where stories live. Discover now