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«la boda»
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Al día siguiente, Harry se había tomado una abundante dosis de poción multijugos y convertido en el doble de un muggle pelirrojo del pueblo más cercano, Ottery St. Catchpole, a quien Fred le había arrancado unos pelos utilizando un encantamiento convocador. El plan consistía en presentar a Harry como «el primo Barny» y confiar en que los numerosos parientes de la familia Weasley lo camuflaran.
Desde la entrada de la carpa se veían en su interior hileras e hileras de frágiles sillas, asimismo doradas, colocadas a ambos lados de una larga alfombra morada; y los postes que sostenían la carpa estaban adornados con flores blancas y doradas. Fred y George habían atado un enorme ramo de globos (cómo no, dorados) sobre el punto exacto donde Bill y Fleur se convertirían en marido y mujer. En el exterior, las mariposas y abejas revoloteaban perezosamente sobre la hierba y el seto.
—Cuando yo me case —dijo Fred tirando del cuello de su túnica—, no armaré tanto jaleo. Podrán vestirse como les apetezca, y le haré una maldición de inmovilidad total a nuestra madre hasta que haya terminado todo.
–Si es que logras casarte –canturreó Cassie.
–¿Crees que nadie querrá casarse conmigo? –Fred cruzó los brazos.
–Acabas de decirlo, Frederick –pasó por el lado de ambos gemelos y con la varita, les hizo calzón chino, antes de entrar a la madriguera.
Cassiopeia se arregló de acuerdo a la ocasión; un vestido negro ceñido en la cintura, con un escote en forma de V y preciosas piedras decorativas en él. No podía negar que el negro era, definitivamente, su color. Fue a la carpa, donde se encontró con Harry y Ron en la entrada. El azabache notó la llegada de Cassie y parpadeó continuamente; sin saber por qué, sintió un revoltijo en su estómago y su corazón se aceleró.
–Estás preciosa, Ivy –sonrió y besó delicadamente su mejilla.
–No es la primera vez que me ves con vestido.
–¿Entonces por qué sigo sintiendo lo mismo que la primera vez? –acarició con la yema de sus dedos, la cintura de Cassie.
–¿Estás leyendo el libro que te dio Ron? –arqueó una ceja, Harry negó y se separaron.
–Recuerda, soy un Weasley ahora –le recordó a Cassie, en un susurro.
