𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 ✓

𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚

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«extra»

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El día en que llegó Atenea a la vida de los Potter, fue un día completamente inesperado y emotivo. Y, aunque le costaba aceptar, Cassiopeia sentía que era el embarazo más esperado y agotador por el que había pasado.

–¡Buenos días, Estrellitas! –exclamó Harry abriendo las ventanas del balcón con su varita, la embarazada suspiró y, despacio, dio media vuelta para seguir durmiendo.

–Cariño, sabes que te amo, pero ¿serías tan amable de retirarte, para poder seguir con mi sueño de belleza? –Harry rió y besó la frente de su esposa.

–Ya eres preciosa, no lo necesitas.

–Nunca dije que no lo era –sonrió y se sentó en la cama– ¿Y nuestras bendiciones?

–Aún duermen.

–Malditos mocosos suertudos... –susurró y miró su gran estómago.– ¿Sabes? tengo miedo.

Harry, quien se distrajo viendo la televisión, se dio la vuelta y miró con preocupación a su esposa.

–¿Te imaginas si en unos años más Atenea quiere hacer cosas de chicas? No tengo ni puta idea de qué hacen las chicas, fui criada por un hombre solterón y por un prófugo.

Harry se sentó frente a ella y acarició su panza de embarazo.

–Pues, en ese caso, no tendré idea de qué haré cuando Hades y Apolo quieran hacer cosas de chicos... Pasé la mayor parte de mi infancia viviendo bajo las escaleras.

–Cassie reprimió una risa– Debes admitir que es gracioso.

–No lo es.

Cassie no pudo seguir reprimiendo la risa y soltó una carcajada, que hizo reír a su esposo. Luego de unos minutos, pareció reflexionar al respecto.

–Creo que mi mayor temor es convertirme en una mala madre –admitió.

–Estás en la fase emocional...

–¿Crees que soy una mala madre? –Cassie miró a su esposo con lágrimas en sus ojos y antes que este pudiera responder, exclamó:– ¡No quiero que mis hijos me odien por ser una maldita bruja con ellos!