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«La primera prueba.»
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El día de la primera prueba llegó. Cassie, Hermione y Harry pasaron toda la noche en vela, ayudando al azabache a conjurar el hechizo que lo ayudaría a no morir. Cassie se encontraba en las gradas, con el resto de sus compañeros, Evan se acercó a ella y la abrazó por los hombros.
– ¿Nerviosa, Cass?
– Harry está a punto de ser rostizado por un dragón, ¿cómo crees que estaré nerviosa? –la joven Black mordió sus uñas con nerviosismo, ya era el turno de Harry.
– Si tienes suerte...
– Podrás quedarte con los huesos.
George y Fred se acomodaron a los lados de Cassie, empujando a Evan, quien se rascó la nuca algo incómodo, y se fue.
– Son tan insensibles... –enroscó un brazo en Fred y el otro en George.– por eso los quiero.
Krum logró superar la prueba con éxito, eso significaba que era el turno de Harry. Desde las gradas que por arte de magia habían puesto después del sábado lo miraban cientos y cientos de rostros. Y allí, al otro lado del cercado, estaba el colacuerno agachado sobre la nidada, con las alas medio desplegadas y mirándolo con sus malévolos ojos amarillos, como un lagarto monstruoso cubierto de escamas negras, sacudiendo la cola llena de pinchos y abriendo surcos de casi un metro en el duro suelo. Cassie chillaba de los nervios y gritaba junto a la multitud, en apoyo a Harry.
El azabache de cabello revoltoso alzó la varita.
– ¡Accio Saeta de Fuego! –gritó.
Cassiopeia sintió que se le iba el aire, si el hechizo no funcionaba, tendría que recoger el cuerpo rostizado de Harry y llevárselo a Sirius. La Saeta de Fuego llegó hacia la mano de Potter, la castaña gritaba de emoción.
Harry Potter logró zafarse de la muerte una vez más.
Cassiopeia Black bajó las gradas con emoción y fue hasta donde creía que se encontraban los campeones, al llegar, el trío de oro parecía que tenía una conversación importante, por lo que decidió no incomodar. Más tarde podría felicitarlo. Lo que sí llamó la atención de la castaña, fue aquel pelirrojo amante de los dragones. El puntaje de Harry fue todo éxito, él y Krum se debatían por el primer lugar.
Divisó que Harry y Ron salían de la carpa, dejando a la odiosa de Rita con la palabra en la boca. En cuanto sus ojos marrones se toparon con los ojos esmeralda de él, le sonrió.
