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«La invitación de Draco Malfoy»
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El banquete había terminado y cada alumno había ido a sus respectivas camas. Cassie se encontraba demasiado cansada como para quedarse en la Sala Común charlando con sus amigos, por lo que se acostó lo más rápido que pudo. Grave error, despertó en la madrugada con la misma pesadilla de siempre; era ella siendo un bebé en un calabozo con su madre, a la cual torturaban sin piedad. Era una pesadilla que cada vez se le repetía más y más. Cuando era pequeña, su tío Edward le contaba los cuentos de Beedle el Bardo para que no tuviera las pesadillas. Edward Mansour no siempre podía estar con ella al disponer de un cargo importante dentro de los Aurores, por lo que cuando no se encontraba en casa Cassie no dormía durante toda la noche. La chica Black bajó hasta la Sala Común y ahogó un grito cuando vio una sombra frente a la chimenea.
– ¿Qué haces aquí, Black? –Harry tenía un aspecto cansado y melancólico, Cassie tuvo que deprimir el sentimiento de abrazarlo.
– Lo mismo que tú, creo. Tuve una pesadilla y no pude seguir durmiendo –se encogió de hombros y tomó asiento junto a Harry. Era una noche fría y aún se podía escuchar la tormenta. Cassiopeia abrazó sus piernas y recostó su mentón en ellas. Ambos se fundieron en un profundo silencio, a comparación de otras circunstancias este no era un silencio incómodo, era completamente opuesto.
– Tuve una pesadilla con mis padres –murmuró Harry sin mirar a la castaña, esta se giró y lo miró, sin cambiar mucho de posición– Soñé que Voldemort se los llevaba, que nunca murieron. ¿Sabías que nunca encontraron sus cuerpos? Sólo los dieron por muertos...
– ¿Crees que hay una posibilidad de que estén vivos?
– Nadie sabe con certeza, pero tampoco quiero hacerme muchas ilusiones. ¿Y tú, qué soñaste?
– Sabes, me sorprende que no me hayas corrido de tu lado –Cassie pudo jurar que vio las mejillas de Harry teñirse de color carmesí– Cuando era bebé, mi madre y yo fuimos secuestradas por mortífagos. Nadie sabe con exactitud lo que le hicieron, pero desde que tengo memoria sueño con pequeños fragmentos de lo que le pasó. Por suerte pudo escapar y me dejó con mi tío, pero ella no corrió con la misma suerte que yo –quitó rápidamente los rastros de lágrimas de sus ojos.
