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Capítulo Cuatro

¿En qué clase de mundo estamos si la belleza vence a la inteligencia y el carisma vence a la bondad?

Un sonido me despertó de mi ensoñamiento, el teléfono de Mel repicaba sin cesar. En un acto reflejo me incline un poco para echar un vistazo rápido a la pantalla.

Casi dejo de respirar cuando leí la notificación.

Amber: Llegando<3

Mire a Mel desconcertada

—Puedo explicarlo —se apresuró a decir

Se supone que Mel estaría aquí sola y necesitaba ayuda para terminar todo a tiempo, o eso era lo que ella me había dicho.

—¿Amber viene? —inquirí

—Y también Cassey —respondió con pesar

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque ellas están en el comité este año —murmuró

—Entonces ¿Para qué estoy aquí?

—¿Tienes una idea de lo que es trabajar con esas dos? —indagó— Son tan petulantes. No dejan de hablar de sí mismas, critican todo, ven defectos en todas partes, nada es suficiente para ellas. Incluso se atreven a cuestionar la vida de los demás ¿Sabes lo que es estar con alguien así?

Esto tenía que ser una broma.

Le regalé una mirada de arriba abajo. 

—Creo que tengo una idea —solté con ironía— Entonces todo eso de compartir juntas era pura basura.

Me sentía tan estúpida por haber dejado que me manipularan de esa manera. Mel no necesitaba a una amiga solo necesitaba una distracción, otro foco para los reproches de esas dos víboras.

—Solo me trajiste para arrojarme a los lobos —reproché

—¡No! ...algo así —aceptó con vergüenza

Al escuchar su confesión me dirigí hasta el armario, decidida a tomar mis cosas e irme lo más rápido que pudiera, pero Mel fue más rápida que yo y se ubicó frente a mí, interponiéndose en mi camino.

—Espera, Grecia —suplicó— Acepto que no quería lidiar con esto sola, pero no es como crees. Mi intención no era evadir la atención hacia ti, es solo que tú eres la persona más sincera y fuerte que conozco, si hay alguien capaz de sobrevivir al escrutinio público eres tú. Por eso pensé que podría sobrellevar toda esta carga si tu estabas a mi lado. Eres la mejor amiga que tengo, no te mentí en eso. Por favor Grecia. No puedo hacer esto sin ti.

Debo reconocer que esta chica sabe cómo convencer, podía dedicarse a la política con mucho éxito.

Nos quedamos en silencio un tiempo bastante largo, mientras Mel seguía expectante a mi reacción. Finalmente, solté un suspiro de resignación.

—¿No decía esa invitación que había barra libre? —Mel asintió con una sonrisa— Perfecto, porque es imposible que haga esto sobria.

Mel corrió hacia a mí para regalarme un enérgico abrazo.

—Lo que quieras —bramó

Cuando creí que rompería mis huesos se oyó un toque en la puerta, esto hizo que Mel me soltara repentinamente.

—Señora. Peterson —habló la voz monótona del chofer— Las señoritas Amber Schröder y Cassey De Rutte están aquí. La esperan en la sala de estar.