Claro, porque todos creen que soy una mujerzuela –puntualicé

Lo siento mucho, Grecia. Enserio no fue mi intención, pero dime que asistirás, por favor –suplicó Mel en un irritante tono agudo.

Sería una gran distracción propuso Alissa

Gracias, quien quiera que seas comentó Mel.

Alissa entornó sus ojos.

Soy Alissa, la hermana menor de Grecia

Oh Dios mío, hola dijo Mel avergonzada Lamento si fui un poco grosera. Pero la actitud encantadora y sociable de tu hermana me tiene los pelos de punta.

Créeme, te entiendo concordó

Genial. Lo menos que necesito es que esas dos se unan en mi contra.

Sigo aquí ¿recuerdan? aclaro

Grecia termina con nuestros ruegos y acepta la invitación exclamó mi hermana

Es que no se...

Escucha, no es fácil para mí decir esto, pero no tengo muchas amigas ¿ok? confiesa Mel desde la otra línea Tampoco un trabajo o un oficio, salvo cuidar a mis hijas. Pero de vez en cuando tengo la oportunidad de hacer algo entretenido, como por ejemplo organizar una reunión. Puede parecer estúpido, pero es importante para mí y quiero compartirlo con una amiga de verdad que no finja que me soporta solo por mi estatus. Tu eres esa amiga para mí, Grecia.

Alissa me dio una mirada de compasión

He organizado todas reuniones del grupo. Incluso la de hace cinco años explicó En cada una de ellas deseaba que llegaras ¿Puedes compartir esta conmigo? ¿solo esta vez?

Observo como Alissa une sus manos y las lleva a su pecho en señal suplicante.

¿Cómo diría que no después de eso?

Bien, ustedes ganan dije en derrota

Ambas chillaron con entusiasmo

Espléndido. Te veré allá entonces

Espera un momento, debo ir a mi casa primero. No estaba en mis planes pasar todo el fin de semana fuera de mi casa.

Le haré saber a mi chofer que te lleve a tu casa primero. Empaca sólo lo necesario, para que no tardes mucho. No quiero que lleguemos tarde. Nos vemos se despidió y terminó la llamada.

Alissa y yo nos miramos unos minutos

Esa mujer es rara, pero es inteligente –comentó– Estoy tan feliz por ti.

Yo no compartía su entusiasmo, tenía un mal presentimiento con respecto a este viaje.

* * *

Diecisiete... dieciocho... diecinueve.

Había diecinueve pelusas en el asiento trasero del auto que habían enviado por mí.

Tengo una compulsión por ver patrones y contar cosas inservibles cuando estoy alterada.

Un ejemplo, hay seis manchas en la alfombra de la oficina de Jennsen, cuatro fotografías en la recepción de la empresa, conté ciento setenta hasta llegar a mi departamento y doscientos diez hasta que la limusina se estaciono frente a mí.

ClassroomWhere stories live. Discover now