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Para fortuna mía, nadie me escuchó por el ruido de las cámaras.

Dejé de verlos antes de que pasen a mayores, en serio me daba asco lo que hacían.

- Unnie- llamé a Seo Jung que me observaba divertida.

Odiaba tener que usar la palabra unnie, nonna, oppa pero como ella es la encargada, debo de llamarla como ella lo ordene.

- Necesito tomar aire un momento- dije haciendo una reverencia como disculpa.

- Esto parece más un permiso para vomitar pero te lo otorgo. Te ves muy pálida incluso debajo de esa gruesa capa de maquillaje. Intenta sobrellevar esto. Así es el trabajo aquí, tomalo o dejalo.

- Lo intentaré- dije haciendo una reverencia.

- Todo lo que haces me da la impresión de que eres virgen y no sabes nada- dijo acercándose a mi- puedo arreglarlo.

- ¿Qué? No... Solo no me acostumbro- dije incómoda y ella sonrió.

- Puedes ir a la azotea, no suele haber nadie ahí, podrás tomar mucho aire, pero antes, compra un jugo de la máquina para que los colores vuelvan a tu rostro - asentí y ella se alejó sin más que decir.

Salí sin antes hacer una mímica a Joon antes de desaparecer, no quería que se preocupara.

Compre un jugo como me ordenó Seo Jung y subí hasta la azotea. Efectivamente, no había nadie o eso creí antes de oler el humo de cigarrillo. Busqué a la persona que estaba fumando hasta que la encontré o mejor dicho, los encontré.

Zico y Jay Park estaban fumando mientras hablaban. La asotea era tan grande que no podía escuchar nada, solo podía observar sus rostros totalmente serios mientras sus labios se movian.

Zico con su estilo raro en cortes de cabello y su sweater de colores con una chaqueta de jean, que le daba un estilo algo callejero, fumaba como si de eso se tratara la vida. Mientras que Jay Park solo vestía una musculosa con pantalones olgados, se veía relajado y tranquilo sosteniendo su cigarrillo entre los dedos.

Ver a Jay Park me daba miedo, pero sólo por su forma de ser en los escenarios y la cantidad de tatuajes que adornaban sus brazos, hacia que la imagen de ganster se me venga a la cabeza.

No conocía a ninguno de los dos. Solo escuchaba rumores, además, su música no me gustaba y la gran diferencia de edad era otro factor que hacía que no me guste, porque bueno, quizás Zico solo tenga 27 pero Jay Park tenía 33 años.

Me iba a alejar de aquellos dos ya que no quería relacionarme con hombres como ellos.

La maldita voz de mi madre retumbaba al verlos: "los hombres con tatuajes y fumadores son peligrosos".

Yo hacía las dos cosas pero no soy ni era famosa como para tener tanto dinero para hacer cosas "peligrosas" como suelen hacer los idols pero estos hombres sí lo son.

- ¡Estoy cansado de esto!- la voz de Zico sonó fuerte haciendo que me hiele en ese instante con el corazón a mil por segundo- me parece el colmo que incluso en su empresa nos sigan- lo dijo fuerte y claro, así que pare mis pasos poniéndome firme y cuando tuve las fuerzas necesarias, me giré a verlos.

Ambos me miraban con el ceño fruncido.

- Discúlpenme, solo salí a tomar aire, no quería molestarlos, en realidad ya me iba- dije haciendo una reverencia.

- Claro, ya escuchaste todo lo que querías, ahora ya tienes algo para vender o estorcionar a nuestra empresa- dijo Jay Park sonriendo pero no de forma amable.

¿Eres una sasaeng? (2da Parte) [TERMINADA] Where stories live. Discover now