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A los minutos, Victoria se había enterado de casi, prácticamente todo sobre la familia Gallaghan

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A los minutos, Victoria se había enterado de casi, prácticamente todo sobre la familia Gallaghan.

Estaba tendida en el piso boca arriba, con celular en mano.

- Erika es conocida, por ejercer violencia y desprecio al personal. Se conoce que sus empleados, no duran más de 3 meses... Ah...

Dejo caer su mano junto con su celular. Se notaba cansada, después de leer 20 páginas y alguna que otra curiosidad.

Empezó a parpadear pesadamente, mirando de reojo su celular. Soltando un suspiro al ver la hora.

- 1:00 am...

Se incorporó sentándose, frotando sus ojos para intentar no dormirse.
Fue en dirección al baño, dándose una corta ducha para pasar al gran armario.

Colocándose una bata, que consistía de un polo simple con un pantalón ligero.
Se dirigió a su cama, dejándose caer a las suaves mantas.

Pero mientras se acomodaba, había un ligero pensamiento que no salía de su cabeza...

- <<Daymon... Como... Ahg...>> - se restregaba la almohada en su rostro. - <<Que ocurrió durante esos 4 años... ¿Que habrá vivido...? No hay registros de ese entonces o que le hacia su asquerosa "familia"...>>

Victoria seguía con ese pensamiento, rondando por su cabeza. Cuando no dio cuenta, que cayó rendida ante el sueño.

La mañana del jueves llegó rápido. Mientras Evan preparaba el desayuno para todos.

Daymon se encontraba revisando unos documentos en su oficina, o bueno, lo que apenas podía revisar. Se encontraba sumamente distraído, con una vaga sonrisa en su rostro mientras recordaba lo ocurrido ayer.

Estaba sentado en su escritorio con un papel importante a la mano, pero su mente estaba en otro lado. Tanto así que ni siquiera escucho los golpes de Evan, tocando repetidas veces la puerta.

- ¡Daymon...! - gritó Evan, interrumpiendo en la oficina.

Daymon dio un brinco del susto, sacándolo estrepitosamente de su hermoso trance. Miró amenazante en dirección del sonido, pero se relajo al ver de quien se trataba.

- Ahg... ¿Qué ocurre? - preguntó suspirando, pasando una mano por su cabello.

- Ya está el desayuno... - respondió rendido. - Últimamente has estado distraído. Me pregunto si será por una joven caperu...

- ¡Cállate idiota...! - reclamó, tirándole un lapicero.

Evan con suerte, lo esquivó junto con algunas risas.

- Tranquilo Romeo... Mejor pasale la voz a Elisabeth o se perderá el desayuno. Y aprovecharás para verla despierta con su bata...

Evan al terminar esas palabras, salió disparado de la oficina, antes que Daymon reaccionara.

Atrápame, si puedes... | ✔Where stories live. Discover now