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Aunque no le sirvió de mucho

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Aunque no le sirvió de mucho.
Daymon se había preparado con anterioridad por su posible escape.

Con 3 rápidos movimientos. La tomó de su brazo antes que corriese, la haló rápidamente y la cargó de la cintura para ponerla en su hombro derecho. Una fácil guía para cualquiera que quisiera secuestrar a plena luz del día...

- ¿Oye! ¡¿Que crees qué haces!? - gritó Victoria pataleando. - ¡Bájame!

- Lo lamento, caperucita. Pero esta era la única manera. - mencionó sonriente. - ¡Vámonos muchachos! - ordenó a sus hombres para irse de ahí.

Daymon le importó poco las miradas atónitas de Ethan y de sus hombres.
Se fue de ahí, pasando entre los comensales, quienes veían la escena sumamente extrañados. Incluso pensando que se trataba de la escena de una película que estaban rodando.

- De acuerdo, de acuerdo... - suspiró Victoria rendida, un tanto avergonzada por las miradas. - Ya puedes bajarme. Juro que te acompañe.

- No. - respondió Daymon decidido.

- Por favor.

- No.

- Bajame.

- No.

- Te invitaré el almuerzo... - pidió en último ruego.

- No. - soltó unas ligeras risas.

- Deja de reírte. ¡Ahora mismo, todos se están ganando con mi trasero! - inquirió molesta.

Daymon observó a su lado. Mirando el formado trasero de ella.
Tuvo que reprimir su sonrojo, mordiéndose la parte interna de sus labios. Al ver cómo este era el protagonista de todas la miradas, mayormente masculinas.
Echando humos por las orejas, dio su peor mirada a los espectadores curiosos. Quienes en menos de un segundo, se alejaron asustados.

- ¡Ethan! Tu saco. - ordenó.

- ¿Ah? - lo miró extrañado. - ¿Pará qué?

- ¡Rápido! - ordenó Daymon con voz autoritaria.

Ethan ante la insistencia, se lo estaba sacando. Pero Daymon impaciente, casi se lo arrebató de las manos, colocándoselo despacio en la parte exhibicionista de Victoria.

- ¿Mejor? - preguntó él.

- Gracias... - respondió Victoria, dejándose caer. - Oye... Ahora que lo veo de cerca. Tienes un bonito trasero...

Ethan al escucharla, tuvo que apartar la vista para evitar que escucharán su risa.

Daymon sonrió, soltando un par de risas disimuladas.

- Gracias. - esbozó una gran sonrisa. - Ya llegamos.

Al irse acercando a su auto. Su chófer se bajo rápidamente al verlo, abriendo la puerta trasera para que se subiera.
Pero abrió la boca del asombro, al ver lo que traía en el hombro.
En su vida había visto que el mismísimo Daymon trajera a una mujer. Siempre eran ellas las que venían solas...

Atrápame, si puedes... | ✔Where stories live. Discover now