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La clase de educación física había terminado, así que seguí a las chicas hacia los vestidores.Una vez ahí, estaba sacando mis cosas para meterme a la ducha. No me agradaban mucho las duchas de la escuela, sin decir que me incomodaban un poco, pero terminé asquerosamente sudada de la clase y no soportaría estar así el resto de las clases.
-Lauren.- Dijo una de las chicas.- ¿Qué haces aquí?
-¿De qué hablas?-Pregunte sin mirarla.
-Este es el vestidor de chicas.
-Bueno, pues la última vez que revisé, yo era una.- Respondí y terminé por entender a qué se debía su sarcasmo.-Soy lesbiana, pero, por si no lo has notado, sigo siendo una chica.
-Eso es por ahora, sólo es cuestión de tiempo para que empieces a tomar testosterona y esas cosas que hacen las de tu tipo.
-Que te den, Amber.- Le dije.
-Te encantaría hacerlo ¿no?- En ese momento explote de enojo y la empuje contra los casilleros.
-Muérete.- Escupí.
-Hey, tranquila. Mira, yo sólo estoy viendo por la comodidad de todas, o sea, eres lesbiana y no podemos dejarte estar en lugar donde hay chicas en ropa interior y desnudas.
-A la mierda con tus prejuicios y contigo.
-Mira, si hasta hablas como un hombre. No me sorprendería que tuvieras los impulsos de uno. Mejor ve a los vestidores de los hombres. Ellos estarán cómodos con tu presencia sabiendo que eres lesbiana o al menos te harán algo para que dejes de serlo.-Eso último me molesto al punto que me lancé sobre ella, tirándola al suelo y la manteniéndola ahí con mis manos en sus muñecas.
-¿Cuál es tu maldito problema conmigo?- Le dije, furiosa.
-Mi problema es la gente gay como tú.- De alguna manera, Amber logró ponerme en la posición en que yo la tenía a ella.- Andan por ahí creyendo que pueden ser normales, demostrando sus malditas perversiones que osan llamar "amor", pero no pueden, por más que lo intenten siempre serán vistos como la escoria de la sociedad.
-Mejor anda a gritar eso a alguna procesión cristiana o en tu intolerante iglesia. A mi déjame en paz.- Y esta vez, literalmente le escupí en la cara, a lo que Amber respondió con una bofetada.
-Mi "intolerante" iglesia tiene el proyecto de "uno a la vez" que consiste en cambiar a un gay a la vez. Tu eres mi gay.- Dicho esto, me lanzo otra bofetada.
-¿Y tu método es la violencia?- A decir verdad, estaba el borde de las lagrimas, tenía un nudo enorme en la garganta, pero sabía que si lloraba sólo sería peor.
-No me gustan lo métodos ortodoxos.- Justo cuando Amber estaba apunto de lanzar el tercer golpe alguien grito mi nombre.
-¡Lauren! ¡Oye, tú, suelta a Lauren!- Era Ally.
-¿O si no qué?- Dijo Amber con tono retador.
-Sé quien eres, Amber. Suéltala o le diré a tu padre, quien no estará contento con esto.
-Te salvaste esta vez.- Susurró en mi oído y se levanto del suelo. Ally vino hacia mi y me ofreció una mano para la levantarme. Rápidamente tomé mis cosas y salí de ahí con Ally siguiéndome detrás.
Cuando estaba en el pasillo, comencé a dar vueltas mientras pensaba en lo que acababa de pasar.
-Lauren, ¿estás bien? ¿Qué diablos fue eso?- Me preguntó Ally. Quería responderle, pero me sentía atascada: no podría hablar sin que explotará en el llanto que estaba conteniendo.
-Yo...yo...- intente responder, pero, como había dicho, explote en llanto. Ally no dijo nada y sólo me abrazó.
-Tranquila, ya pasó. Shhh...-Me solté de su abrazo para limpiar mis lagrimas y evitar que cayeran sobre su suéter.-Ay no, Lauren, tus mejillas están muy rojas.- Dijo examinando mi rostro.
-Si, Amber tiene la mano muy pesada.- Dije, acariciando mi mejillas las cuales aún dolían.
-A ver, Lauren ¿qué pasó?- Preguntó Ally, colocando sus brazos en mis hombros.
-Yo simplemente estaba ahí dentro sin molestar a nadie, cuando ella comenzó con sus estupideces homofobicas, claramente me molesté y cuando menos lo pensé, ya tenía a Amber contra el suelo y ella después a mi y...-Y me detuve porque ya sentía que las lagrimas volvían a salir.
-Tranquila, ahora iremos con tu director.- Dijo tomando mi mano.
-No, no, no.- La detuve.
-Lauren...
-No es necesario. Me tomó por sorpresa, la siguiente vez, patearé su trasero.- No serviría de nada si las acusaba, conociendo al director del colegio, sólo le diría "no lo hagan de nuevo" y me golpearía por acusarla.
-¿Segura?- Sólo asentí.-¿Quieres que te lleve a casa?- Volví a asentir.- Vámonos entonces.
-Ally...-Dije una vez que estábamos en el auto camino a mi casa.
-¿Qué pasa?- Preguntó Ally sin desviar la mirada del camino.
-Gracias...por llegar a tiempo...-Dije sin más.
-No fue nada, Lo.
Ally, a pesar de se unos pocos años mayor que yo, era mi mejor amiga y yo era la suya desde que éramos pequeñas ya que vivíamos junto a la otra. Ella era como una segunda hermana para mi. Fue, de hecho, la primera persona a la que le confesé mis sentimientos por Camila.
-Otra cosa, Ally ¿podrías no decir nada a nadie de lo que paso?
-Si eso es lo que quieres, está bien...
-Gracias...-Dije bajando del auto.- ¿Nos vemos luego?
-Seguro.
Entre a casa y mamá estaba ocupada en la cocina. Sólo quería ir directamente a mi cuarto a dormir un largo rato.
-¿Lauren?-Dijo mamá saliendo de la cocina. Yo estaba a mitad de las escaleras.- ¿Qué haces aquí tan temprano?
-Tenía un dolor terrible de cabeza.-Mentí.- y, por suerte, Ally andaba por ahí y me trajo acá.
-Oh, entonces déjame traerte un pastilla...
-No, no. Me dieron una en la enfermería. Ahora sólo quiero recostarme un rato.
-Está bien, cariño. Dime si necesitas algo.
-Gracias, mamá.
Me encerré en mi cuarto y me tire en mi cama, dejando que las lagrimas salieran.
Ni siquiera sabía exactamente por qué estaba llorando. Me sentía terrible. Casi podría jurar que lo último que Amber me dijo era una amenaza. Pero eso no me preocupaba tanto por mi. Yo podría defenderme de las palabras e incluso ignorarlas y no me importaba devolver los golpes que me diera. Tampoco me importaría quedar como una chismosa al acusarla, si era necesario hacerlo. Lo que me importaba era Camila. Me preocupaba que tal vez fueran contra ella. Camila no tiene la fuerza para defenderse de los golpes. Tendría que pensar en algo para evitar que algo le pasara.
Si soy honesta, también tenía de miedo de que, gracias a mi orientación, me convirtiera en el objeto de burlas y prejuicios de la escuela. Ya me quedaba poco tiempo para terminar el colegio e irme a la universidad y no quería vivir los últimos meses bajo las burlas de la gente.
No me di cuenta de cuando me había quedado dormida, sólo que en cuanto abrí los ojos vi a un par de ojos cafés mirándome.
-Camz...-Dije, aun somnolienta.-¿Cuanto tiempo llevas aquí?
-Un rato.
-¿Por qué no me despertaste?
-Me gusta verte dormir. Te ves muy tranquila.-Dijo sonriendo con dulzura.
-Sabes que es amor cuando actúas como asesino.- Dije riendo, mientras acariciaba sus mejilla.
-Si...oye, venía a hablar de algo contigo, de hecho.
-¿Todo bien?-Dije tomando su mano.
-Eso es lo que quería preguntarte. Ya no te vi en la escuela ¿estás bien?- No podía decirle a Camila lo que había pasado, sólo provocaría que se preocupara y afligiera, cosa que no era necesario.
-Regrese a casa porque me dolía la cabeza.
-¿Segura?- No se veía tan convencida de mis palabras.
-Si, tranquila ¿eso era de lo que querías hablarme?
-No. Es...¿Tú estás segura de lo que eres?
-¿A qué te refieres?- Me levante para mejor sentarme en la cama y le hice a Camila un gesto para que sentara junto a mi.
-¿Estás segura de tu orientación sexual?- Preguntó sentándose junto a mi.
-En el fondo nunca me sentí atraída por los varones. Así que sí, estoy segura de que soy lesbiana.
-¿Y no te molesta que yo esté confundida? Es decir, claro que me gustas. Mucho. Pero aún no sé si soy lesbiana o bisexual o nada...
-¿Te gusto?- Pregunté.
-Mucho.-Respondió al mismo tiempo que asentía.- Eres hermosa, Lauren.
-¿Me amas?
-Demasiado.
-Entonces no tiene porque molestarme, si yo sé que tengo tu corazón.- La abracé.- No te preocupes, ya sabrás resolverlo después. También eres hermosa y te amo, Camz.- De repente volví a sentir ganas de llorar. Los padres de Camila no querían aceptar que su hija amaba a alguien de su mismo sexo. Y habría gente en la escuela que sería cruel conmigo por la misma razón. No era justo.
-Lauren, ¿qué pasa?- Preguntó Camila con notoria preocupación.
-Nada, sólo...¿me abrazas?- Dije conteniendo las lagrimas.
-Claro.
Me acosté de nuevo en la cama y Camila acostó su cabeza suavemente sobre mi pecho, rodeando mi cintura con sus brazos. Y yo rodeé su pequeño cuerpo también con mis manos. Aunque estar así me tranquilizaba, igual deje que unas lagrimas silenciosas salieran de mis ojos.
-Lauren,- Dijo Camila.- No te presionare a decir lo que te pasa, así que solo te diré: calma, amor. Sea lo que sea que te pase, todo mejorará, ya veras.
No le dije nada, solamente bese con mucho amor su cabeza. Agradecía a Dios por la presencia de esta pequeña en este momento que me sentía tan mal. Me hacía sentir que tal vez valía la pena soportar todo lo malo si al final del día tenias a alguien con quien compartir algo tan simple como un abrazo así. O un sentimiento.

No, we're not friends [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora