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Que hermosa era Camila. De pies a cabeza y de dentro hasta afuera. Me gustaba mirarla porque me hacia sentir segura, completa y feliz. Pero ahora tenía que mirarla desde lejos, y esta vez, me hacia sentir cobarde, triste e incompleta.

Había sido un idiota. Una completa idiota. Había dañado a Camila y había arruinado lo que teníamos. Simplemente no me lo podía perdonar, nunca. Pero podía arreglarlo. Tenía que arreglarlo. Quería arreglarlo. Aún amaba a Camila, ella era, por mucho, lo mejor que me había pasado y deseaba estar con ella, más que nada en el mundo. Claro que iba a arreglarlo.

Claro que Camila estaba en todo su derecho de querer alejarse de mi y buscar amor con alguien que estuviera dispuesto a demostrarlo. Pero, honestamente, no podía soportar la idea de ver a Camila en los brazos de alguien más. El solo pensarlo, hacia que la sangre me hirviera en la venas de los celos.

No me importaba que tan egoísta estaba siendo. Yo amaba a Camila y quería estar con ella y sabía (o al menos lo esperaba) que ella también me amaba y quería estar conmigo. Haría lo que fuera por que volviera estar a su lado. Aún que eso fuera tragarme el miedo que mostrar lo que realmente soy.

Vi mi oportunidad perfecta de acercarme a ella. Estaba relativamente sola, metiendo libros en su casillero. Y digo relativamente sola porque, aunque los pasillos estuvieran abarrotados de gente, no había nadie a su lado. Con cuidado, me acerqué.

-Hola, Camila.- Dije tímidamente.

Ella pareció sorprendida. Y no de una buena manera.

-Lauren...¿qué quieres?-Dijo mirando nerviosa a los lados.

-Sólo...quería decir hola.-No quería asustarla al decirle bruscamente que aún la amaba.Tenia que ir lento.-Hola.-Repetí.

-Hola.-Respondió con indiferencia. El cielo debió haber escuchado las plegarias que seguramente Camila pidió, ya que en ese momento el timbre sonó.-Me voy. Adiós.-Cerro su casillero y se fue. Y otra vez, la deje hacerlo.

De camino a casa, estaba tan absorta en mis pensamientos que me sorprende no haber sido atropellada por un auto. Estaba pensando en el pequeño episodio de los casilleros y lo que había significado. La reacción de Camila no era la que esperaba. Tampoco esperaba que se lanzará a mis brazos y todo volviera a ser arco iris corazones. Pero...diablos, tal vez había sido una señal. Justo la que necesitaba. La señal de que tal vez debería de superar a Camila y todo lo que había pasado. Si, eso sería lo mejor para ambas. Cerraría ese capítulo de mi vida, aunque eso no significaría que no podía releerlo. Seguiría con mi vida y Camila con la suya. Era lo más sano para ambas. Punto final.

Claro que no lo era. El Universo, como siempre, me tenía preparado algo más. Ese algo era Camila parada afuera de mi casa.

Sacudí mi cabeza en caso de que sólo fuera una ilusión de mi mente y esta saliera. Pero no lo era.

La misma Camila estaba parada afuera de mi casa. Mi casa. No era una coincidencia. Ella no tiene que cruzar esta calle para llegar a su casa. Estaba ahí por mi. Estaba segura de eso. Mi corazón se aceleró.

Me acerque hacia ella.

-Camila.-Pego un brinquito. La asuste y me pareció adorable su reacción. - ¿Qué haces aquí?

-Vine a...-Parecía indecisa.- Vine a decirte algo.

-Dilo.- Una parte de mi se emocionó.

-Por favor, por favor...alejate de mi.-Dicho esto, salió corriendo, pero esta vez no la dejaría ir, así que salí corriendo tras ella.

La perseguí por cuatro cuadras hasta que la perdí cuando cruzo la calle mientras el semáforo seguía en verde. Tengo tan mala suerte que cuando yo quise cruzar, el semáforo cambió a rojo. En vez de regresarme resignada, busque a Camila por los alrededores. No sabía por donde ir. Sólo caminaba con la esperanza de encontrarla en algún lado y no perderla de nuevo. Finalmente encontré un parque y decidí buscarla ahí. Por suerte la encontré. Estaba sentada en una banca con la cara entre sus manos. Llorando. Se veía tan frágil. Sin pensarlo fui a donde ella.

No dije nada. Sólo me pare frente a ella y en un segundos ella levanto la mirada.

-¿Por qué? ¿Por qué cuando estoy apunto de superarte vuelves?-No sabía que decirle. Yo la había puesto así. Me sentía asquerosamente culpable, haría lo que fuera en ese momento para que sonriera o al menos dejara de llorar.

Me senté junto a ella. Aún sin decirle nada.

-Lo siento, Camila, no quería que te sintieras así...

-Nunca quieres, pero lo haces.- Ouch.

-Aún te amo, Camila...-Si lo seguía guardando iba a explotar.

-Yo también.-Me emocione. No pude evitarlo. Ella aún me quería.-Pero ya no quiero hacerlo.-Eso me quitó la emoción.- Fuiste la primera persona que ame y la primera que me amo. Sinceramente no esperaba que fueras la primera en romper mi corazón.

-Camila, no sabes cuán mal me he sentido por haberte dañado, creo que nunca me perdonare, pero haré lo necesario para arreglarlo.

-¿Quieres arreglarlo?-Pregunto limpiándose las lágrimas.-Alejate de mi. Es lo mejor que podrías hacer.

-Pero...

-Pero nada. Sólo alejate ¿quieres? Te le agradecería. Alejate y déjame ir.- Se levantó de la banca y se fue. Esta vez no la perseguí. Pero tampoco la dejaría ir. Ni loca lo haría. Esto solo era el principio.

No, we're not friends [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora