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-Tierra llamando a Camila, hola ¿hay alguién?-Pase una mano por enfrente de su cara.

Camila no notó cuando me senté junto a ella en la mesa a la hora del almuerzo y, las clases que nos tocaban juntas ese día, la había notado distraida.

No fue hasta que chasqueé los dedos que Camila reacciono.

-Ah ¿qué?oh, hola.

-Camz, ¿estás bien?-Pregunté, colocando un mechón de cabello detras de su oreja.

-Sí, seguro.-Dijo, pareciendo somnolienta.-Es solo que he estado muy metida en mis pensamientos.

-¿Se puede saber?

-Oh, ya sabes, lo usual: en ti.-sonrio.-Preguntandome por qué no han subido nuevas temporadas a Netflix, en lo que paso en tu casa...-se sonrojó y, claro, fue adorable y le sonreí. Camila puso cara como de estar tratando de recordar algo.- ¡Hoy cumplimos dos meses de novias!

-Así es.-Afirme sonriendo. A decir verdad, yo tampoco lo había recordado hasta que Camila lo dijo. Claro que no le dije y solo la besé.

-Tengo que planear algo para nosotras. Para celebrar.-Dijo Camila, entusiasmada.

-Bueno, pues yo no te detengo.

-Ire a buscar a Dinah para que me ayude, sí.-Se levanto de la mesa, pero no sin antes darme un beso en los labios.

Ahora yo tendría que buscar un regalo para Camila en unas cuantas horas. Mierda. Culpaba a mi mala memoria de esto. Necesitaba ayuda, así que, sin dudarlo, saqué mi celular y marqué el número.

-¿Qué hay, Lauren?-Contestó Ally desde la otra línea.

-Olvidé que hoy cumplo meses con Camila y necesito comprarle un regalo.

-¿Y sólo me me llamas para comentarme otro episodio de tu mala memoria?

-Necesito tu ayuda para el regalo.

Ahora me encontraba recorriendo un centro comercial con Ally y unos batidos de chocolate. Llevábamos como una hora y aún no encontraba nada para ella. Comenzaba a desesperarme.

-¿Y si tan sólo le llevas el clásico y siempre bien visto ramo de rosas?-Sugirió Ally.

-No, quiero que sea algo especial, algo duradero. Las rosas se marchitaran en en unos días.

-¿Chocolates?

-Conociendo a Camila, no durarán ni una hora.

-¿Por qué no algo de ropa? Digo, eres una chica y así sabrás elegir mejor la ropa.

-Sí, buena idea.- Dije aunque no estaba totalmente convencida.

Miraba sin mucha emoción los estantes con ropa. Ally también veía la ropa por otro lado de la tienda, aunque creía que era más por ella que por ayudarme. No importaba, igual, regalarle ropa a Camila no me parecía tan buena idea. Nuestros estilos eran diferentes. Quería darle algo realmente lindo.

Seguí caminando por la tienda sin prestar mucha atención. Lo que logró captar mi atención fueron los accesorios (brazaletes, collares, anillos etc). Pensé que sería mejor si le obsequiaba a Camila algo de eso. Sí, sólo necesitaba algo con un lindo significado.

Estaban los clásicos collares de un corazón partido en dos para que le regalaras a tu otra mitad. Eran lindos, pero no exactamente lo que buscaba.

No fue hasta que vi los anillos que encontré algo perfecto: era un anillo con un nudo, pero el nudo no estaba terminado. Y, según me dijo el vendedor, el nudo tenía toda la intención de ser terminado. Algo así como una promesa, supongo. No dude en comprarlo.

Camila y yo aún éramos muy jóvenes para un compromiso más serio, lo sabía. Pero diablos que de verdad la amaba y yo sabía que ella a mi. Ambas teníamos todo un futuro por delante. Honestamente, yo veía a Camila en él y este pequeño (aunque de gran significado para mi) anillo significaba una promesa de que algún día nuestro nudo estará terminado.

Ally, junto con sus veinte bolsas de compras, me llevo a casa. Justo cuando cruze el umbral de mi casa, me llegó un mensaje de Camila diciendo que me quería en su casa a las 8:00p.m.Tome una ducha larga y me arregle para irme. Antes de salir para donde Camila, recordé estaba castigada. Pensé durante un rato en las opciones que tenía: no podía pedirle permiso a mamá, se negaría rotundamente, tampoco podía irme así como así, sin siquiera avisar. Finalmente decidí dejar una nota donde decía dónde estaba, pedía disculpas por a ver "escapado" y aceptaría cualquier castigo una vez que llegara casa. Tomé mi celular, llaves y el regalo y salí.

Sólo toque tres veces antes de que Camila abriera la puerta y capturara mis labios con los suyos.

-Hola.- Dijo, con sus brazos alrededor de mi cuello y una mirada juguetona en sus cafés ojos.

-Hola.-Respondí, dejando salir una pequeña risa nerviosa.-Te ves hermosa.

Camila llevaba puesta una blusa blanca con una falda negra a la cual yo le agradecia que me dejara admirar sus piernas y en el cabello tenía puesto un moño. Ella sabía cuánto amaba que usara moños.

-Tú también te ves hermosa.-Comentó, y yo besé su mejilla.-Vamos a la sala.-Tomó mi mano para entrarme a la casa, cerrando la puerta tras de mi y dirigiendome a la sala. Esta última, estaba únicamente iluminada por la chimenea y las tres velas que estaban encima de la mesa en la que también había comida. Me quite de encima la momentánea preocupación por un incendio y le dije:

-Camz, esto es precioso.-Y la abracé.

-Sabía que te iba a gustar. Vamos a sentarnos, muero de hambre.

-Tú siempre tienes hambre, Camz.-Comenté, riendo.

Nos sentamos en el suelo, frente a la mesa, una junto a la otra.

-¿Qué comeremos? Huele delicioso.-Comenté, refiriendome a la comida.-¿Tú lo preparaste?

-Son ravioles con queso ricotta.-Respondió mientras servía en mi plato.- Y digamos que yo ayude a mamá.

-¿Digamos?

-Bueno, yo sólo le pasaba los ingredientes.- Confesó.- Pero el postre lo compre yo misma.-Dijo, orgullosa y señalando al plato con dos panquesitos en él. No pude más que sonreír a lo tierna que Camila resultaba ser aveces.

La comida estaba en verdad deliciosa. Casi terminamos con todo lo que había preparado. Estaba llena y me sentía a punto de explotar, pero Camila insistio en que comiera al menos la mitad del parque que con tanto amor había comprado para mi. No podía decir que no a su linda cara, así que termine comiendolo.

Toda la cena transcurrió en risas y algunas nostalgias de los recuerdos y otras bromas tontas.

Ahora estábamos acurrucadas frente a la chimenea y puedo decir que nunca sentí tan cómoda y en hogar como en ese momento.

Estamos en silencio y yo estaba muy agradecida con el universo por la maravillosa chica que ahora estaba entre mis brazos. Camila jugaba con mis dedos mientras yo sonreía y la veía. Era tan hermosa. Tan hermosa y toda mía. Y yo toda suya. Me sentía afortunada.

Aunque no quería mucho hacerlo, tuve que romper el silencioso porque estaba algo ansiosa por entregarle su regalo.

-Camz...te compré algo...-Ella se incorporó y se sentó esta vez frente a mi.

-¿De verdad?-Parecía una niña pequeña.

-Sí.-Dije, sonriendo y entregandole la cajita.

Ella la abrió despacio y su sonrisa al ver lo que era, fue más que suficiente para mi. Dentro de la cajita, yo había puesto una pequeña descripción de lo que significaba. Observe a Camila mientras lo leía.

-Lauren...esto es hermoso.-Dijo Camila, con sus ojos cristalizados.

-Sabía que te gustaría.-Me acerqué a ella y con mi pulgar le limpie la lágrima que salió de su ojo. No quería que llorara ¡este era un momento feliz!

-¿Gustarme? Lauren, esto es más que hermoso...lo amo.-Me besó con dulzura.- Y te amo a ti.

-¿Por qué lloras entonces? -Pregunté, acariciando su brazo. Pero no dijo nada y sólo me besó.

No, we're not friends [Camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora